Con frecuencia asociamos el concepto de rendición con ideas que tienen una connotación negativa, como fracaso, derrota, inacción o cobardía. Sin embargo, la rendición consciente nada tiene que ver con resignarse, victimizarse, negar la realidad o ser indiferente.
La verdadera rendición es una forma de sabiduría que nos permite encontrar paz interior y claridad para recuperar el poder de cambiar nuestra vida conscientemente. En este artículo veremos cómo adquirir esta mentalidad para vivir más livianos y, a la vez, más involucrados con lo que nos sucede.
Cuando al psiquiatra David R. Hawkins le preguntaron qué es la rendición, contestó: “Dejar de intentarlo”.
Esto significa algo muy simple: deja de querer cambiar las cosas. Acepta lo que vives y comprende que su razón de ser es impulsar tu propia transformación.
Estamos atrapados en una especie de hipnosis en que creemos que estamos separados y, al mismo tiempo, que podemos cambiar las cosas, lo cual es imposible desde esta mentalidad de separación. No nos gusta vivir en la incertidumbre porque al ego le encanta el control, aunque este sea solo una ilusión.
Este deseo de cómo queremos que sea nuestra realidad crea una barrera que nos impide llegar a la experiencia de la conciencia de unidad. Solo desde esta mentalidad tenemos la capacidad de transformar nuestra percepción, accediendo a nuevas posibilidades y soluciones creativas a los problemas que experimentamos habitualmente.
En cierto modo, el mundo que vemos es el que queremos ver. Comprender que nuestra forma de ver la vida es una interpretación y no la realidad es un hábito que debemos incorporar en nuestro día a día.
Esta interpretación está condicionada por creencias e información inconsciente, por la educación y los ámbitos donde nos hemos desarrollado. La forma en la que percibimos y experimentamos lo que nos sucede nos lleva a actuar de una manera determinada y a obtener ciertos resultados.
Por eso decimos que “creamos la realidad que experimentamos”. Si ésta no nos gusta, en vez de rechazarla o esperar a que cambien los demás, lo que hemos de hacer es aceptarla, observarla y preguntarnos: ¿Qué refleja de mí esta “realidad” que veo?.
«El universo está totalmente libre de víctimas y toda eventualidad es el desarrollo de una elección y de una decisión interior»
David R. Hawkins
En Bioneuroemoción utilizamos la expresión “observar al observador”. Es decir, observar a esa voz en la cabeza que opina, juzga y se posiciona, pero sin identificarnos con ella y sin caer en la tentación de justificarla. Sencillamente está allí.
«En la medida que te sales del camino, estás creando un camino.»
Anthony de Mello
Nuestro ego vive de compararse y de hacer juicios. Rendirse también implica soltar nuestros juicios y comentarios sobre los demás.
No significa dejar de tener opiniones o percepciones, lo cual es imposible, sino mantenerlas a un nivel secundario. O sea, las aprovechamos para conocernos a nosotros mismos, no para atacar al otro.
La resignación es lo contrario a rendirse pues alberga el veneno del resentimiento. Significa no haber aprendido de la experiencia que se está viviendo. En tanto, la rendición acepta la incomodidad y el enfado sin justificarlos, y deja que sea lo que tenga que ser.
Por ejemplo: La mujer cuyo marido la dejó para irse con otra puede resignarse o comprender que esa situación guarda una responsabilidad y un aprendizaje sobre ella misma.
No tienes que olvidar, tienes que trascender comprendiendo que esa experiencia ha venido a tu vida no contra ti sino a favor de ti y habla de ti. Con esa actitud también liberas al otro.
La rendición es la absoluta comprensión de que no hay nadie que te está haciendo nada que no te lo estés haciendo a ti mismo/a a través de los demás.
El ego siempre piensa que tiene que hacer algo para que ocurran las cosas y, además, que lo que él hace es lo mejor.
La rendición no quiere decir no hacer nada, sino actuar de manera plenamente consciente de que uno no es el hacedor sino que estamos conectados a una conciencia universal que se manifiesta a través de uno.
«Yo no soy mi cuerpo; soy más. Yo no soy mi habla, mis órganos, el oído, el olfato; eso no soy yo. La mente que piensa tampoco soy yo.
Si nada de eso soy, entonces ¿Quién soy? La conciencia que permanece, eso soy.»
Por lo tanto, el primer “mandamiento”, y que resume a todos, es que una persona que vive en la rendición sabe que no sabe. Esa fuerte intuición sobre lo que sabemos que debemos hacer ya no es el resultado de nuestra mente sino que lo sentimos desde lo profundo de la conciencia.
Desde el ego nos preguntamos cómo podemos integrar ese conocimiento, pero este no se puede explicar, solo experimentar.
La rendición es un fenómeno puramente interior que no significa no intervenir en el exterior, sino hacerlo desde un estado de comprensión que es “entrego mi voluntad a esa conciencia y me ocupo del presente”.
Nada cambia en lo que se está haciendo, cambia la actitud mental con la que se actúa. Es un camino que no es físico, aunque los cambios internos pueden generar cambios significativos en las circunstancias externas.
Cada instante de nuestra vida es pluripotencial pues estamos creando constantemente nuestra realidad. Y esto solo es posible en el momento presente, incluso los acontecimientos pasados solo los puedo resignificar en el ahora.
«Rendirse es la simple, pero profunda sabiduría de ceder, en lugar de oponerse al flujo de la vida. El único lugar en el que puedes experimentar el flujo de la vida es en el ahora.
Así que rendirse es aceptar el momento presente de manera incondicional y sin reservas.»
Eckhart Tolle
Jon Kabat-Zinn, profesor emérito de Medicina y creador del mindfulness, asegura que “con la práctica de la atención plena podemos restablecer nuestro equilibrio mental y corporal, estimular la curación y el bienestar”. Su impacto se produce siempre en el presente y se expande a todos los aspectos de la vida.
En la misma línea, sostiene que “en la medida que vayas abriendo conciencia, los cambios en tu vida van a venir solos”.
Quizás es el acto más difícil que hay: lograr ese estado mental de rendición consciente en el que puedes escoger cómo vivir cada circunstancia.
Si hay dolor, acoge tu dolor. Si hay sentimientos y emociones, acógelos. Todos hablan de ti.
Sostenlos y pregúntate qué te enseñan, para qué estás viviendo estas experiencias. Toma conciencia del aprendizaje que te ofrecen y pasa a la acción.
Al asumir tu responsabilidad puedes hacer cambios, ya no hay lucha interior ni resignación. Es una acción que empieza en tu conciencia, en tu mente y la vida te acompañará a dónde tienes que ir y en lo que tienes que hacer.
Vivir en un estado de rendición es el preludio de la sabiduría porque comprendes que, si la causa de lo que te sucede está en ti, la posibilidad de transformarlo también está en tus manos. Desde esta conciencia puedes experimentar cada desafío o dificultad como una gran oportunidad para cambiar tu vida.
Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:
La observación es un acto creativo a través del cual vamos dando forma y sentido a todo lo que nos sucede, explica Enric Corbera en este podcast.
En este video, Enric Corbera nos explica que la rendición no implica dejar de tomar decisiones sino saber fluir con las circunstancias y abrirnos a lo que la vida nos ofrece.
Si quieres conocer más acerca del método de la Bioneuroemoción y cómo aplicarlo, tanto personal como profesionalmente, para aumentar el bienestar emocional, síguenos en nuestras redes sociales: YouTube, Instagram, Facebook, Twitter y LinkedIn.
Comparte en los comentarios si te ha resultado interesante este artículo y compártelo a quien creas que le puede resultar útil esta información. ¡Gracias por tu interés!