Herencias emocionales: el impacto del linaje femenino

07 marzo 2023

La historia de la especie humana está escrita en el ADN de nuestro cuerpo. Somos una fuente de información de nuestro linaje femenino más cercano, pero también del más antiguo. Este es el mensaje revelador que el ADN mitocondrial nos ofrece.

La herencia emocional y biológica que se expresa en cada uno de nosotros confirma que estamos unidos y nos pone frente a un desafío común: ser los artífices de nuestro propio destino.

 

Todos estamos emparentados por vía materna

Madre, abuelas, bisabuelas y más. Cada una de ellas con sus dolores y sus amores. Todas, de generación en generación, fueron avanzando hasta hoy con un legado.

Sin saberlo, nos transmitieron el espíritu de la humanidad que nos une a todos en un linaje común. ¿Cómo es posible esto?

Cuál es el rol del ADN mitocondrial

El ADN que heredamos de nuestros padres se encuentra en los cromosomas del núcleo; fuera del mismo hay una especie de gránulos llamados mitocondrias y cada una de ellas tiene su propio ADN.

Este ADN mitocondrial lo heredamos exclusivamente de nuestra madre y ella de la suya, y así de toda la línea materna hacia atrás.

El genetista Bryan Sykes, en su libro Las siete hijas de Eva, sostiene: “He descubierto con asombro que todos estamos emparentados por vía materna con un pequeño grupo de mujeres que vivieron hace decenas de miles de años.

 

 

La información heredada que seguimos utilizando

La conexión con nuestros antepasados se produce gracias a que un mismo fragmento de ADN se fue transmitiendo desde nuestras antepasadas más antiguas hasta nuestras madres y, con ellas, a cada uno de nosotros.

Pero además, según Sykes, a esta información la utilizamos constantemente:

“Las células de todos los tejidos están leyendo el mensaje que contiene y siguiendo sus instrucciones millones de veces por segundo. Cada átomo de oxígeno que introducimos en nuestros cuerpos al respirar tiene que ser procesado según la fórmula que hemos heredado de nuestras antepasadas. Esta es una conexión muy fundamental en sí misma”.

Lo interesante de esto es que el camino que siguió este gen para llegar hasta nuestro cuerpo hizo el mismo recorrido que la conexión entre cada madre y su hija. El ADN mitocondrial es testigo del ciclo de vida que se reinicia cada vez que nace un niño.

 

Una genealogía patriarcal

La historia de las familias, así como la propia genealogía, estuvieron dominadas por la vía masculina, lo que impedía reconocer con tanta claridad esta singular conexión entre los miembros de un clan.

Este enfoque patriarcal es el que ha narrado la historia. Sin embargo, nuestra memoria está arraigada en el ADN mitocondrial y, por tanto, en el linaje femenino.

 

“Una Madre es la que puede tomar el lugar de todos los demás, pero cuyo lugar nadie más puede tomar.”

Gaspard Mermillod

 

Linaje materno: donde todos estamos unidos

La Bioneuroemoción retoma esta mirada: como un solo árbol genealógico sin fin, somos parte de un todo.

Nuestras acciones y decisiones influyen, no solo en nosotros mismos, sino también en las generaciones futuras y en todo el planeta. La realización personal pasa por recordar nuestra interconexión y asumir nuestra responsabilidad como miembros de la gran familia humana.

 

La confirmación de que estamos unidos por un mismo linaje femenino remoto corrobora, desde un punto de vista científico, que venimos de la misma fuente y, por lo tanto, estamos todos unidos.

 

 

Las herencias emocionales

Ya sea a través del ADN mitocondrial, o a través de las experiencias de nuestro entorno familiar, sobre todo de los primeros años de vida, recibimos herencias emocionales que se reflejan en los conflictos que experimentamos y en la calidad de nuestras relaciones.

Lo seguirán haciendo, incluso en nuestros descendientes, en tanto no tomemos conciencia de ellas. El primer paso es identificar las creencias limitantes que traemos de nuestros antepasados o del contexto de nuestra primera infancia.

En tal sentido, el desafío de las mujeres como transmisoras de la vida, es conectar con su bebé sin perder la conexión consigo mismas, con sus necesidades y su propio estado emocional. La manera en que se hacen responsables de lo que transmiten a su hijo le marcará la vida.

 

 

Transformar nuestras herencias emocionales en virtud

Así como heredamos el linaje a través de las mujeres del clan, la epigenética demostró que es posible modificar la expresión de nuestros genes. Esto significa que podemos transmutar nuestras creencias limitantes en otras potenciadoras y reescribir nuestra vida.

Ya sea si somos madres o en nuestro rol de hijo/a, podemos observar e integrar nuestras sombras familiares y transformar el dolor en virtud. No es un camino lineal y requiere una paciente autoindagación, no obstante, aumentará nuestra salud emocional y nos permitirá establecer relaciones más equilibradas.

 

«La fuerza de una Madre es más grande que las leyes de la naturaleza»

Barbara Kingsolver

Conclusión

El linaje femenino impregna nuestro ADN y somos el vivo reflejo de siglos de sabiduría y experiencias de todas las mujeres que estuvieron antes de nosotros.

Esta bella imagen, sin embargo, no nos excusa del desafío de hacer de nuestras propias vidas una obra de arte única, plena de autorrealización. Es, sin duda, el legado más importante de nuestras ancestras.

 

 

Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:

 

En este podcast, Enric Corbera ofrece algunas claves para que podamos integrar los aspectos de la sombra familiar que están influyendo en nuestra vida y lograr mayor bienestar.

 

Esta conferencia es una invitación a darnos cuenta de que nuestra forma de ver el mundo y cómo actuamos ante lo que nos sucede están influenciados por nuestras herencias emocionales.

 

 

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Diplomado en Bioneuroemoción®

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