Mostrarse al mundo tal como somos es un acto de coraje y autoaceptación. Sin embargo, a veces nos cuesta aceptar nuestros logros y virtudes, e incluso podemos sentir incomodidad cuando alguien los resalta.
¿Te ha pasado alguna vez que te sientes incómodo/a cuando alguien destaca tus habilidades? ¿Te has restado importancia cuando te felicitaban por algo?
Presta atención a la naturaleza de esa actitud y piensa: ¿Para qué crees que te comportas así? ¿En qué situaciones y con qué personas te sucede? En este artículo buscaremos indagar en el origen de este comportamiento que puede estar bloqueando nuestra luz y nuestra realización.
Cuando nacimos tuvimos la valentía de mostrarnos al mundo, ¿eres consciente de eso? Esperamos nueve meses en el vientre de mamá para que pudieran conocernos.
Éramos pequeños, estábamos desnudos y vulnerables, hacíamos ruidos extraños para comunicarnos y no éramos necesariamente bonitos. Aun así, se nos consideraba tiernos y despertabamos amor en todos.
Al hacerse adultos, pocos son los que se atreven a ser como esos niños al nacer. La mayoría no manifiesta su vulnerabilidad y duda en mostrarse tal como es, otros lo hacen tímidamente o buscan pasar completamente desapercibidos.
¿Qué nos pasó en el camino? ¿Cuándo comenzamos a esconder nuestras cualidades o sentir vergüenza por alguna de ellas?
«La vergüenza no tiene por qué ser una carga eterna; podemos transformarla en una fuerza que nos impulse hacia el crecimiento y la superación.»
Brené Brown
Ser inocente implica tener una mente abierta y pura, libre de juicios o preconcepciones, como la de un niño.
Todos nacemos así, sin embargo, a medida que crecemos vamos aprendiendo lo que es aceptable y lo que no, lo que debemos mostrar y lo que nos conviene ocultar para adaptarnos a nuestro entorno y ser aceptados.
Estas normas de conducta, valores y maneras de ser sentaron las bases de nuestra personalidad y del modo de relacionarnos en el mundo adulto.
Querer ser «invisibles», no mostrarnos puede ser un comportamiento inconsciente para adaptarnos a nuestro entorno. Podemos observar muchas situaciones en nuestra infancia que se relacionan con esta actitud en la edad adulta:
“Un niño al que continuamente lo castigan por no estar quieto”.
“Vivir en un ambiente familiar violento donde hacerse notar puede ser una razón para acabar siendo agredido”.
Este tipo de experiencias nos pueden predisponer a sentirnos más cómodos cuando nos mantenemos en un segundo plano. Sin embargo, atrevernos a ser auténticos es nuestra responsabilidad y una ofrenda a la vida.
«Ser auténtico es la forma más pura de amor propio»
Danielle LaPorte
Es sabido que al ser seres sociales necesitamos pertenecer a un grupo, a un sistema. Pero esto suele provocar que, en alguna medida, busquemos ser fieles a sus convicciones por encima de las nuestras, aunque no seamos conscientes de ello.
Sin embargo, nuestra libertad individual puede ir en contra de la estabilidad de nuestra familia o grupo social. Porque lo que esperan los demás de nosotros no siempre coincide con lo que queremos ser o cómo queremos vivir.
Por ejemplo, algunas personas se sienten bloqueadas en su desarrollo profesional porque, de manera inconsciente, no se permiten mostrar su potencial para no romper la lealtad hacia unos padres que no pudieron prosperar.
Otro caso frecuente son las personas que no se atreven a destacar porque en su infancia aprendieron que debían estar quietos y callados. O las mujeres a las que se les inculcó la creencia de que exponerse a la mirada pública es una deshonra para la familia.
De hecho, a lo largo de la historia, ha habido numerosas mujeres brillantes a las que se les ha impedido mostrar su talento en diversos campos debido a creencias y conceptos arraigados en su entorno.
Nos acostumbramos a ser de cierta manera, sin cuestionarnos si nuestras actitudes realmente reflejan quienes queremos ser. Así, además, habituamos a nuestro entorno a relacionarse con nosotros según un rol asignado del que nos cuesta salir.
Si decidimos modificar nuestros hábitos para mostrarnos tal como somos y perseguir nuestros sueños es probable que algunas personas con las que nos relacionamos estén en desacuerdo. Esto se debe a que nuestro cambio los obliga a plantearse la posibilidad de cambiar, lo que a veces se percibe como un ataque.
«No puedes ser realmente fuerte hasta que te das cuenta de que es en tu propia debilidad donde puedes encontrar tu mayor fortaleza»
Serena Williams
No obstante, la desaprobación que encontramos en nuestro entorno solo es un reflejo de nuestros propios miedos, creencias o juicios y que compartimos con ellos. Nuestros familiares o amigos actúan de acuerdo a lo que conocen o eligen para ellos mismos, somos nosotros los que buscamos otra manera de vivir.
En el proceso de ir redescubriéndonos es necesario observar cuáles son las partes que todavía rechazamos o juzgamos en nosotros. Esto nos permite reconocer qué sucedió para que ahora hagamos esos juicios, de quién o dónde los aprendimos.
Para conocer los dones que tenemos ocultos y expresarlos libremente es preciso estar en paz con lo que somos y con lo que ya no queremos ser. De esta forma, los cambios que realicemos en nuestra vida serán elegidos desde el amor hacia nosotros mismos.
Decidir mostrarnos al mundo es una acción que implica valor y un legítimo compromiso con nosotros mismos. Es una decisión nos acompañará toda nuestra vida. Joseph Campbell lo llama “el viaje del héroe».
Para muchas personas recibir halagos puede ser más incómodo que recibir críticas porque a veces se confunde la humildad con no aceptar reconocimiento, entonces actúan con falsa modestia.
Cuando preferimos actuar como si fuéramos humildes, como excusa para no enfrentar retos, estamos impidiendo el desarrollo de nuestra mejor versión. La humildad y la grandeza no son opuestas.
«La verdadera grandeza del ser humano es su capacidad de conectarse con su verdadero yo y vivir desde ese lugar de autenticidad»
Anita Moorjani
Ir por nuestros sueños inicia por creernos capaces de conseguirlos y esto implica construir seguridad, confianza y autoridad con nosotros mismos. Además, al permitirnos destacar, inspiramos a otros a hacer lo mismo.
Conjugar la humildad con la autoestima es el equilibrio necesario para poder desarrollar nuestro máximo potencial.
Esto se puede interpretar de lo que dijo Marianne Williamson: “Nuestro miedo más profundo es que somos excesivamente poderosos (…) es nuestra luz y no nuestra oscuridad la que más nos atemoriza”.
Cuando nos permitimos brillar con la inocencia de un niño y vivimos en coherencia nos abrimos a un mundo de posibilidades y nos permitimos abrazar la plenitud que nos ofrece la vida.
Vivir mostrando todas nuestras facetas es asumir el protagonismo de nuestra vida. Es un acto lleno de valor y amor con el que podemos inspirar a quienes nos rodean.
Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:
En este podcast, Enric Corbera nos recuerda que tenemos el poder y la obligación de dirigir nuestras vidas y no dejar que sean otros los que decidan por nosotros. ¿Estás dispuesto/a a liderar tu vida?
En este vídeo David Corbera habla de la necesidad de soltar lo que ya no somos. Es una invitación a que te animes a experimentar relaciones más auténticas y satisfactorias.
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Me sirvió mucho lá publicación por que me hizo ver por que no avanzo con todo mis talento, me resono lá parte que dice ,»algunas personas se sienten bloqueadas en su desarrolla profecional por q de manera Inconsciente, no se permite mostrar su potencial para no romper lá lealtad hacia unos padres que no pudieron avanzar
Agradezco que me hayan compartido este articulou por que pude ver que creencias limitantes no me permitia avanzar
en definitiva me encanta, verme ahora mismo, el avance que he tenido con respecto a mi forma de estar en el auto-complot al, no reconocerme en la >Valía personal , atreves de mi falta de Humildad, no me gustaba y me incomodaba reconocer mi propia grandeza, gracias por liberarnos de la oscuridad con tanta luz de conocimiento , juntos brillamos y hacemos que los demás se descubran y se reinventen gracias mil.
Hola: Acá asimilando todo este material para poder gestionar…mis dos temas pendientes. A mi criterio. El saber auto indagarme…y demás. ! Gracias!
Desde mi experiencia, el ponerme en un segundo plano tuvo que ver con un sentimiento de culpa y no merecimiento. Mi autoestima dañada por experiencias juzgadas como no dignas.
Asocié inconscientemente el gozo, el disfrute con la culpa. Resultado : mejor que no me vean, pasar desapercibida. La conciencia de comprender nuestras historias como experiencias sin juzgar simplemente como vías de crecimiento y aprendizaje nos liberan del bloqueo que no nos permite vivir como protagonistas de nuestra propia vida. El perdón por juzgarnos y no permitirnos es vital. Paz y prosperidad para todos. Por la libertad.
Desde hace tiempo he querido exponer mis artículos de manualidades que he elaborado, sin embargo tengo un miedo o pena al fracaso o desvalorización que lo he tenido hasta hoy estancado, también a veces pienso que no debo pensar de esa manera pero no se como autogestionar este conflicto.
Reflexiono e indago ,de mi miedo al fracaso para concretar proyectos .Puedo reconocerme capaz tenas y perseverante , pero no valoro mis capacidades me asusta la exposición , prefiero realizar el trabajo pero que se vea a otro delante mío. Estoy siempre dispuesta a dar y enseñar lo que se. Incluso gratis .
Eso me produce muchas frustración ya que no puedo o no he sido capaz de gestionar el cambio.
Hola, me hizo reflexionar claramente en mi forma de actuar repetitiva, cada vez que alguien me felicita por las cosas que hago, no lo reconozco como parte mía y por el contrario necesito minimizarlo y hacerme invisible, como quien mantiene cierta humildad, que ahora me doy cuenta que es la profunda desvalorización que siento y el miedo al éxito.
Gracias.
Leyendo y poniéndome en distintas circunstancias, me estoy dando cuenta que ahora mismo, estoy en ese segundo plano. Me siento no valorada y tampoco hago nada para cambiarlo, porque tengo «miedo», de ese que te dice «¿y si no funciona?» «y si apostás a eso y perdés?», me lo vivo preguntando y estoy varada, sin contar que también me di cuenta que muchas de las cosas que hice fue solo para validarme ante el resto, ya que no uso nada de lo que aprendí o estudié. Sigo estando en ese «segundo plano»