Usamos la expresión “oveja negra” para referirnos a ese miembro de la familia que aparentemente es inadecuado o demasiado distinto a los demás integrantes.
Aunque habitualmente le damos una connotación negativa, este rol es fundamental para la salud y el desarrollo del sistema familiar. ¿Cómo podemos darle un sentido a esa rebeldía y trascender ese papel?
Debido a la presencia de un gen recesivo, en los rebaños de ovejas suele haber alguna con lana negra en lugar de blanca. Al tener un color distinto se destaca aunque suele ser menos valorada porque su lana es muy difícil de teñir.
Curiosamente, según las tradiciones de los pastores del Alto Aragón, en España, las “ovejas negras” protegen al rebaño de las tormentas y de algunos males y enfermedades. De igual manera podemos decir que, dentro de la familia, la “oveja negra” introduce cambios para la evolución y equilibrio del sistema.
En contraste, las ovejas “blancas” se ajustan a lo establecido y a lo que se les exige para ser aceptadas y pertenecer al sistema.
Asumir el rol de la “oveja negra” de la familia es ser “el diferente” dentro del grupo familiar. Sus cualidades, manera de pensar y comportarse normalmente no son bien vistas por el resto de los integrantes y le impiden encajar.
Tiende a desarrollar una identidad distinta con ideales propios. No cumple con las obligaciones del clan, cuestiona las creencias y se rebela ante el status quo de la familia.
El arquetipo junguiano de “El rebelde” tiene similitudes con la “oveja negra” ya que se caracteriza por ser inconformista y cuestionar el estado de las cosas. Busca generar cambios y brindar nuevas perspectivas, expresando talentos ocultos y dando rienda suelta a los sueños reprimidos del clan.
No es una rebeldía sin sentido, la “oveja negra” piensa por sí misma, cuestiona y se atreve a vivir de una forma distinta, fuera de lo acostumbrado en su sistema.
“La desobediencia es la virtud original del hombre. Mediante la desobediencia y la rebelión se ha realizado el progreso.”
Oscar Wilde
Al cuestionar los errores y patrones de comportamiento disfuncionales de la familia, suele entrar en conflicto con su grupo familiar en conjunto, no solo con un integrante aislado.
Por ser blanco frecuente de críticas y desprecio, la “oveja negra” puede percibirse a sí misma como víctima o mártir y culpar al grupo de su sensación de exclusión. O sentirse culpable por lo que juzga en sí misma como rechazo a su propia familia.
La intolerancia, la insolencia y los reclamos frecuentemente son la forma en que se comunican la familia y el/la “rebelde”.
Nuestra familia es un grupo de personas que funciona como un sistema en el que se espera que cada pieza se comporte según reglas que lo unen y le dan identidad. Ellas sientan las bases de nuestra personalidad, de nuestra manera de percibir el mundo y de interactuar con los demás cuando somos adultos.
Estas normas se basan en valores, hábitos y creencias compartidas que actúan como dogmas que se naturalizan y son apoyadas, consciente o inconscientemente, por cada miembro. No hacerlo puede interpretarse como una amenaza y suele significar la exclusión del grupo.
En tal sentido, las lealtades familiares condicionan el desarrollo de sus integrantes, frenando también la evolución del sistema.
Por eso, lejos de ser perjudicial, la función de la “oveja negra” es imprescindible para la evolución del sistema. Aporta contraste y complementariedad.
La identidad del grupo familiar también se conforma por heridas, miedos, supersticiones y complejos. Y esta información busca ser equilibrada o trascendida para el bien del sistema.
Mostrando resistencia a lo tradicional, es la “oveja negra” la que busca, inconscientemente, la liberación del clan.
En una familia donde existe una gran represión sexual, un integrante asume una conducta excesivamente promiscua. O en un sistema donde se le otorga mucha importancia a la preparación académica, un miembro abandona los estudios porque quiere ser artista.
Esto nos muestra que el rol de la “oveja negra” es cambiar las leyes implícitas que ya no funcionan y proporcionar un camino de liberación para todo el clan.
La paradoja es que la “oveja negra” es la pieza más fiel a la familia. Consciente o inconscientemente, ella sacrifica el bienestar que experimentan los más adaptados y los sumisos al sistema, en favor de un bien mayor.
Sin dudas, es un rol necesario que requiere ser aceptado e integrado, tanto por quién ocupa ese lugar en la familia, como por quienes lo juzgan. Por eso, la rebeldía de un integrante supone un reto para el sistema familiar pues le ofrece la oportunidad para reajustar su funcionamiento y lograr un nuevo equilibrio.
Precisamente, gracias a las personas que cuestionaron y se rebelaron frente al mundo, se trazaron nuevos caminos hacia otros horizontes.
“Quien no encaja en el mundo está siempre cerca de encontrarse a sí mismo”
Hermann Hesse
En un sistema familiar, la rebeldía funciona como una emoción que nos mueve de la zona de confort, individual y de grupo, hacia la evolución. Honrar realmente a nuestra familia implica atrevernos a romper sus mandatos y a hacer lo que nuestros ancestros no pudieron o no supieron hacer.
El desafío no es solo salir de la comodidad del sistema, sino también trascender el llamativo rol de ser “el diferente”. Superar la polarización y respetar el camino que cada uno elija, incluida la familia.
El velado victimismo y la épica de la rebeldía deben dar lugar a la paz de la comprensión del “para qué” fuimos “oveja negra”.
Allí es cuando se completa realmente la función de la “oveja negra”: ocuparse de sí misma. Buscar su propia realización sin imponer nada a los demás ni tampoco reclamarles nada.
Lo que nos hará libres es dejar atrás los estereotipos y hacer nuestro camino hacia la libertad interior. Como dijo el famoso dramaturgo del siglo XIX, Henrik Johan Ibsen: “Un verdadero espíritu de rebeldía es aquel que busca la felicidad en esta vida”.
Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:
Enric Corbera muestra, en este podcast, de qué forma los programas heredados se manifiestan y condicionan nuestra forma de pensar y actuar. ¿Te atreves a identificar tus lealtades inconscientes y gestionar tus herencias emocionales?
En este video, Enric Corbera explica cómo nos influyen los traumas del pasado familiar en nuestra vida. ¿Crees que puedes llegar a vivir en una familia sin conflictos?
Si quieres conocer más acerca del método de la Bioneuroemoción y cómo aplicarlo en tu vida para aumentar tu bienestar emocional, síguenos en nuestras redes sociales: YouTube, Instagram, Facebook, Twitter y Linkedin.
Comparte en los comentarios si te ha resultado interesante este artículo y compártelo a quien creas que le puede resultar útil esta información. ¡Gracias por tu interés!