¿Sabías que podemos entrenar nuestro cerebro y aprender a modificar patrones de pensamiento?
Creer que nuestras capacidades mentales son estáticas es un mito. Detectando la manera en que pensamos podemos generar cambios en el cerebro, pensar de manera distinta y experimentar situaciones acorde a nuestra calidad de ideas.
¿Cuán responsables somos de moldear nuestros pensamientos y, por ende, nuestra vida?
La capacidad del cerebro para modificar su estructura y función en respuesta a la experiencia y el aprendizaje se denomina plasticidad cerebral. Ella nos permite crear conexiones neuronales para adaptarnos a nuestro entorno, realizar las actividades y relacionarnos con las personas que nos rodean.
Existe una creencia acerca de que esta capacidad sólo progresa en los primeros años de vida. Si bien, los primeros aprendizajes son imprescindibles para nuestra adaptación y la plasticidad cerebral está en su máximo desarrollo, es falso creer que no puede estimularse en la edad adulta.
«El cerebro cambia a lo largo de la vida, es moldeable. Siempre hay esperanza y oportunidad de crecimiento y desarrollo.»
Daniel J. Siegel
Para entrenar nuestro cuerpo realizamos actividad física. Por ejemplo, si nos ponemos como objetivo participar en una maratón de 10km, ejercitaremos previamente la resistencia de los músculos de las piernas y de nuestro cuerpo en general.
Con la mente ocurre algo similar. Si queremos lograr una mayor capacidad para adaptarnos a situaciones y ser más creativos a la hora de tomar decisiones, podemos entrenar la mente incentivandonos a aprender.
Imaginemos que nos apuntamos a un curso, vamos a un lugar diferente, nos relacionamos con personas que no conocemos y con nuevos conocimientos. Al exponernos a nuevas situaciones nuestro cerebro recibe otra información, sale del estado automático y hace que estemos más presentes en la experiencia.
Cuando pensamos se producen conexiones entre las células cerebrales llamadas neuronas. Y, gracias a la plasticidad cerebral, cuando tenemos un pensamiento repetido, las redes neuronales involucradas en él se refuerzan.
Las conexiones neuronales se fortalecen con la repetición, la atención y el enfoque en determinados pensamientos. En tal sentido, el acto de pensar es un proceso mental que está relacionado con la forma en que interpretamos el mundo y cómo nos percibimos a nosotros mismos.
«La plasticidad cerebral es la prueba de que nuestro cerebro tiene un potencial ilimitado para aprender, sanar y transformarse a sí mismo.»
Lara Boyd
El cerebro tiende a conservar energía y le gusta la seguridad. Cualquier cambio requiere de la voluntad de la persona.
Cuando observamos nuestra mente, lo que vemos son pensamientos cargados de creencias, emociones y condicionamientos. Nuestra mente adquiere unos patrones de pensamiento, de nuestro inconsciente familiar y colectivo y nuestras experiencias, para adaptarnos y, en última instancia, proteger nuestra integridad y sobrevivir.
Pero podemos trascender estos programas de supervivencia y reentrenar nuestra mente, trazando nuevas rutas de pensamiento. Esto nos abre la puerta a nuevas maneras de resolver conflictos.
La calidad de lo que pensamos tiene gran incidencia en nuestras decisiones y, por ende, en los resultados de nuestras acciones.
Por ejemplo, cada vez que discuto con mi pareja pienso que no me valora y por eso respondo con ira y enojo.
Tomar distancia de la situación y darnos el espacio para sentir, pensar y cuestionarnos, puede ayudar a preguntarnos: ¿Este pensamiento me sirve para afrontar la situación de mejor manera?
Nuestras creencias sostienen y refuerzan nuestros pensamientos y matizan una cierta forma de ver el mundo.
Es por eso que nuestra mente recrea constantemente las mismas historias, lo que nos lleva a reaccionar de una forma similar y a aplicar las mismas soluciones a los problemas de siempre. Pero cuando desarrollamos una disciplina interna de observación inocente, sin juicio ni condena, podremos salir de este bucle.
Retomando el ejemplo anterior, en lugar de pensar que mi pareja no me valora y responder con ira o agresión, decido tomar una pausa para revisar mis pensamientos respecto de la situación y luego abordar el problema de manera más tranquila y constructiva.
El problema de la rigidez mental es que nos posicionamos de una manera inflexible. Esto nos impide expresar y desarrollar otras facetas de nosotros mismos. Quedamos “presos” de nuestras reacciones.
Abrirnos a nuevas formas de ver las cosas nos hace más resolutivos y flexibles para adaptarnos a nuevas soluciones. Nos permite ser tolerantes ante actitudes y formas de pensar diferentes a las nuestras, comprendiendo que no son opuestas, sino complementarias.
Aumentar nuestra autoconciencia a partir de la autoindagación genera pensamientos más creativos, nuevas redes neuronales y nuevas formas de actuar y de vivir.
El poder de moldear la forma en que deseamos vivir radica en nuestra capacidad de elegir los pensamientos que fundamentan nuestras acciones.
Nuestra vida puede cambiar, pero ese cambio sólo es posible si lo accionamos nosotros. La Bioneuroemoción se centra en cómo percibimos el mundo y nos propone tomar conciencia de esa percepción para modificar la forma de verlo e interpretarlo.
Al sacar el aprendizaje de cada experiencia podemos entrenar nuestro cerebro para atraer, como un imán, situaciones acorde a cómo queremos ser. Por lo tanto, hacernos responsables de la práctica que nutre a nuestro cerebro resulta esencial para lograr coherencia y bienestar emocional.
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En este podcast Enric Corbera reflexiona sobre las dificultades que se nos presentan a la hora de decidir y cómo éstas pueden ser una oportunidad para aprender. Y tú ¿te animas a decidir por ti mismo?
En este video, Enric Corbera nos muestra, a partir de ejemplos concretos, de qué modo generamos atracción o rechazo y cómo tiene que ver con nuestra propia información inconsciente.
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Excelente información. Gracias por compartir y hacer más personas concientes.