Los estudios científicos más recientes han puesto en evidencia la estrecha interdependencia que existe entre nuestra mente y los distintos sistemas que regulan nuestro cuerpo. En tal sentido, es posible indagar sobre el origen emocional de la lumbalgia, una de las enfermedades más frecuentes y discapacitantes de la actualidad.
En este artículo abordaremos la influencia que pueden tener las emociones en el desarrollo de la lumbalgia, así como el paralelismo entre la función de soporte del cuerpo que tiene la zona lumbar y las cargas que llevamos en nuestra vida.
Estas reflexiones sobre la influencia del estrés en el lumbago podrán aportar un sentido más profundo al cuadro que nos toca transitar y, además, nos invitarán a una autoindagación transformadora, un camino que depende totalmente de nosotros.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) [1] señala que el dolor lumbar se ha convertido en una de las causas principales de discapacidad y pérdida de calidad de vida en todo el mundo, provocando, además, un alto índice de absentismo laboral.
De acuerdo con un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Sídney [2] en el que se analizaron datos de 187 países, el 9,4% de la población mundial sufre lumbalgia, con una mayor prevalencia en los países de Europa Occidental.
La lumbalgia o lumbago es un dolor de tipo mecánico localizado en la zona baja de la espalda, que se agrava con el esfuerzo o con algunas posturas y disminuye con la descarga y el reposo. A veces puede irradiarse hacia el muslo o la extremidad inferior, aumentando con el movimiento de la columna.
En casi el 90% de los casos no se identifica con exactitud su causa original [4], porque no se observa una correlación directa entre una alteración anatómica y el dolor.
Al no determinarse una causa únicamente física ni un diagnóstico preciso, se las cataloga como “lumbalgias inespecíficas”, definiéndolas por los efectos que provoca.
Algunos de los factores físicos que contribuyen a la aparición del dolor lumbar son las cargas físicas excesivas, la vibración o una postura inadecuada.
No obstante, se ha evidenciado que los rasgos de personalidad y los estados emocionales negativos son factores que deben tenerse en cuenta para entender en profundidad por qué se manifiestan estos dolores [5].
Tanto es así que una de las principales diferencias entre la lumbalgia aguda y la crónica es que en la segunda los factores psicológicos, emocionales, comportamentales y sociales influyen de manera decisiva en el mantenimiento del dolor [6].
La lumbalgia afecta a la columna vertebral, que es el centro de nuestra estructura motriz. Todo el sistema locomotor tiene el objetivo de dar estructura y movimiento al cuerpo.
En esa línea, tiene tres funciones importantes: sostener la postura erguida, transmitir el peso de la cabeza y del tronco a las piernas y proteger la médula espinal.
El sentido biológico de estas funciones es que nos permiten habilidades fundamentales para la supervivencia como desplazarnos por el entorno, encontrar alimento o relacionarnos.
Si observamos de perfil la zona lumbar vemos que se forma una curva, así como en la zona cervical.
Esta disposición confiere flexibilidad a la columna y hace que sea muy resistente a la carga aplicada en dirección vertical. De hecho, en algunos países es tradicional transportar las cargas sobre la cabeza, manteniendo el centro de gravedad en el eje de la columna.
Podríamos decir, entonces, que la columna vertebral es la pared maestra de nuestra estructura y la columna lumbar es la encargada de sostener la mayor parte del peso.
Analizar su función biológica nos permite establecer un paralelismo con la estructura que nos sostiene y que nos permite soportar el peso de lo que cargamos.
De hecho, la experiencia motriz de los tres primeros años de vida constituye el cimiento de la autoestima y la seguridad en uno mismo [7]. Si un niño desconfía de las posibilidades de su cuerpo en movimiento, sienta las bases de una personalidad insegura.
Teniendo en cuenta que nuestro organismo responde tanto al ambiente físico como al emocional, podemos comprender que este simbolismo se vincula con la forma particular de sostenernos, de posicionarnos y de asumir las diferentes cargas que encontramos en la vida. Estas nos pueden someter a mucha presión e incluso sobrecargar.
Ante cualquier malestar lumbar es importante acudir a un médico para que realice un diagnóstico clínico e indique la medicación o la rehabilitación correspondiente. Sin embargo, la aparición de un síntoma físico parece responder a múltiples factores, incluyendo el factor emocional.
Diversos campos científicos, como el de la Psiconeuroinmunoendocrinología, han demostrado de forma consistente que perpetuar estados emocionales que nos generan estrés puede tener consecuencias negativas sobre nuestro organismo.
Esto no quiere decir que dos personas que presenten un mismo síntoma estén experimentando un conflicto similar. Sin embargo, la evidencia científica nos enseña que cada tipo de manifestación fisiológica posee ciertos rasgos comunes que podemos extrapolar a diferentes escenarios.
«Es necesario que el cuerpo tenga el vigor para obedecer al alma: un buen servidor debe ser robusto.[…] Cuanto más débil es el cuerpo, más ordena; cuanto más fuerte, más obedece.»
Las emociones se han establecido como una de las dimensiones que configuran la experiencia del dolor y, en tal sentido, existen varios estudios que vinculan el lumbago con ciertos aspectos psicológicos [8].
Investigaciones recientes han demostrado que, en personas que padecen dolor lumbar existe una clara relación entre los estados de enojo, la incidencia del dolor y la tendencia a reprimir pensamientos y sentimientos negativos como la ira [9]. Esto aumenta la tensión muscular de la zona lumbar, haciendo más lenta la recuperación [10].
Por otra parte, la depresión es una de las respuestas emocionales que se han relacionado más frecuentemente con el dolor, que además genera una tendencia a inhibición psicomotriz [11].
«No puedes evitar que el pájaro de la tristeza vuele sobre ti, pero puedes evitar que anide en tus cabellos»
Proverbio chino
Diversos reportes científicos revelan factores de personalidad que predisponen a las personas a padecer dolor crónico, como la tendencia a culpabilizarse, la necesidad de ser aceptados, la inseguridad y la dependencia social [12].
También, hallaron cierta dificultad para expresar respuestas agresivas, lo cual las hace parecer personas capaces de soportarlo todo, siendo propensas a asumir obligaciones de su entorno, muchas veces en detrimento de las propias necesidades.
Asimismo, con relación a los antecedentes personales, estos individuos cuentan con un mayor número de experiencias infantiles negativas que podrían hacerlos más vulnerables al desarrollo del dolor crónico [13].
La Bioneuroemoción se centra en investigar el ambiente emocional en el que se producen las manifestaciones somáticas y por ello entiende que la dificultad para manejar los estados emocionales puede influir en la aparición de un síntoma y en su evolución.
El cuerpo es un sistema de comunicación que responde y se adapta al entorno en el que se desenvuelve, por lo que podemos interpretar qué puede estar manifestando según la función del sistema orgánico implicado.
“La emoción siempre tiene sus raíces en el inconsciente y se manifiesta en el cuerpo”
Existen posiciones corporales que minimizan el riesgo de dañarnos al levantar o transportar un peso y lo podemos utilizar como analogía de las situaciones con las que decidimos cargar.
Ciertos pesos son asumibles y soportables siempre y cuando adoptemos una postura adecuada, tomemos los descansos necesarios y los soltemos cuando corresponda. Y esto aplica tanto a una carga física como simbólica.
Por lo tanto, es importante comprender que lo que nos daña no es aquello de lo que nos hacemos cargo, sino cómo lo hacemos.
Entonces, lo que te perjudica, tanto física como emocionalmente, tiene que ver con tus decisiones acerca de qué cargas asumes, cómo las llevas a cabo y durante cuánto tiempo. Por lo tanto, aligerar tu carga y aumentar tu bienestar, también está en tus manos.
El dolor lumbar obliga a disminuir la actividad y a evitar la sobrecarga, lo cual puede ser una invitación a observarse y empezar a darse prioridad.
Un primer paso podría ser identificar cada una de las obligaciones que asumes sin querer hacerlo realmente. Piensa que todo aquello que dices después de “Tengo que…” “Debo de…” es algo que no deseas realizar, pero te obligas a hacerlo.
Es frecuente pensar que sacrificarse por los otros puede hacernos sentir una persona buena y valiosa. Que si nos esforzamos nos van a querer más.
Por ejemplo, asumes la mayor parte de las labores del hogar, haces tareas que tus hijos ya pueden realizar o te encargas de todos los problemas de la oficina.
Lo cierto es que el efecto puede ser el contrario, ya que inconscientemente buscas cambiar a los demás porque los consideras la razón de tu sufrimiento.
Volcarnos a los demás alejándonos de nosotros mismos contribuye a aumentar la sensación de inseguridad y de dependencia. Genera frustración y resentimiento.
Escuchar nuestro cuerpo es un recurso importante para descubrir la necesidad que se esconde tras esta tendencia a ser complacientes y estar disponibles para nuestro entorno.
Si podemos reconocer nuestras necesidades, también podremos encontrar maneras más ecológicas de satisfacerlas, sin sacrificarnos ni depender de los demás.
Hacerlo no es egoísmo, ya que cuidarse y responsabilizarse del propio bienestar también beneficiará al entorno.
“La libertad es el único objetivo digno del sacrificio de la vida de los hombres”
Más allá del peso que estés poniendo sobre tus espaldas, lo fundamental es darte cuenta de la intención que hay detrás de este sobre-esfuerzo ya que, al sacrificarnos por los demás, siempre buscamos algo para nosotros, sea seguridad, valor o aceptación.
¿Qué responsabilidades aceptas para sentirte aceptado/a y valioso/a? Por ejemplo, sentirte útil y que reconozcan tu valor, o evitar que alguien se enfade o se disguste contigo.
Esta intención suele ser inconsciente y nos mantiene atrapados en patrones de comportamiento que no nos benefician, por eso se hace esencial hacerla consciente y empezar a elegir cómo queremos actuar.
La rigidez mental suele estar asociada con el miedo a la incertidumbre, nos sentimos más seguros en el espacio de lo conocido, aunque sea perjudicial. Es decir, si cambiamos nuestra manera de relacionarnos y de actuar, no podemos saber cuál va a ser la reacción de nuestro entorno y eso nos genera inseguridad.
Superar esta resistencia es posible cuando la hacemos consciente. Pregúntate:
¿Qué ocurriría en mi entorno si dejara de asumir las responsabilidades que no me corresponden?
Cuando sientas dolor lumbar puedes empezar a observar qué emociones negativas no logras expresar, qué sigues cargando simbólicamente. Y preguntarte: ¿qué me impide soltar ese peso? o ¿qué pasaría si lo hiciera?
El no expresarlas no significa que no estén perjudicando tanto a otras personas como a ti mismo/a. Lo que suele suceder es que acabas expresándolo de un modo perjudicial y, además, terminas reforzando la culpabilidad y la inseguridad.
Liberarnos del peso que supone expresar nuestros sentimientos y emociones nos abre la posibilidad de establecer relaciones más saludables, basadas en la libertad y la confianza.
El dolor lumbar a nivel emocional tiene mucho que ver con qué cargas asumes, qué emociones sostienes, cómo gestionas esas cargas y cuánto tiempo llevas soportando esas cargas.
Priorizarse implica cambiar y esto nos atemoriza. Pero piénsalo ¿qué da más miedo: abrirse a nuevas posibilidades en la vida o seguir sosteniendo una carga que te debilita física y emocionalmente?
Cuando hacemos lo que sea por los demás, pero lo vivimos desde la responsabilidad propia y sin sacrificio, disminuimos automáticamente el peso que nos supone. Como dijo Anthony de Mello: “El amor soporta la carga sin sentir su peso”.
¿Qué cargas autoimpuestas decides soltar?
Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:
En este podcast, Enric Corbera aborda las claves para recuperar nuestra capacidad de potenciar nuestro bienestar físico, mental y emocional.
En este vídeo, Enric y David Corbera nos hablan sobre la influencia de las emociones y del estrés en nuestro cuerpo y exploran los factores emocionales que pueden contribuir al desarrollo de los síntomas.
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Excelente artículo ! Muchas gracias por todo lo que nos aportáis , siempre es muy bueno y provechoso !
Excelente, totalmente de acuerdo con todo! Me pasa exactamente todo. Pero, no es facil revertir la situación! Gracias
Buenas tardes. Hace aproximadamente 4 años sufro dolores en zona lumbar y de piernas. Que empeoró este año 2023 . Es aleatorio. Puedo estar 2 o 3 meses sin dolor y puedo estar 3 días son poder dormir del dolor de piernas . Fui al especialista de columna y me dijo » tu protusion es muy pequeña para todo el dolor que sientes » fui al flebologo y mis piernas están bien sin problemas. Fui a un neurocirujano y me dijo » tu protusion lumbar casi ni existe. » en fin. De esa manera parecería poco creíble el dolor que siento en esa zona . Pero es demasiado el sufrimiento que me ocasiona cuando me agarra. Hoy decidí buscar otra posible causa a mi dolor.. más emocional . Ya que parece que mi columna está bien .
Hola! como puedo ver las referencias del artículo?
Hola Marite, puedes escribirnos a [email protected] con tu solicitud y link del artículo del que deseas obtener la bibliografía y te lo compartiremos al correo electrónico desde el que nos escribes. Un fuerte abrazo!
Me sirvió mucho para reflexionar sobre donde trabajar en mi
Misma . Creo que el dolor que siento encuentra por donde “auto indagar “ para generar bienestar .
Excelente todo lo que he leído de este artículo. Mientras lo leía, iba internalizando y escribiendo qué pesos tenía autoimpuestos, qué sentimientos guardaba detrás de esos pesos, cuántas emociones negativas acumulaba. Fue muy interesante el trabajo de introspección que me llevó a realizar este artículo. Hay mucho que aprender aún, muchos pesos que soltar y muchas emociones negativas que ya no sirven guardar.
Me costo mucho entender, como afectaban las emociones mal gestionadas a mi cuerpo, cuando el dolor se instaló en mi columna, recién empecé a observarme, de que forma consciente e inconsciente, yo afectaba a mi organismo, la Bioneuroemoción me puso de frente con la responsabilidad de aprender a observar la gestión de mis estados emocionales, porque hasta ese instante siempre viví para otros, por mi baja autoestima,. Me propuse tomar decisiones que fueran ecológicas para mi persona. y digo aprender porque es un camino que haces paso a paso, no podía cambiar 65 años de conductas programadas en mi inconsciente, de la noche a la mañana. Aunque parece difícil al principio, cuando empiezas a vivenciar la vida fuera del victimismo y la necesidad de aprobación el proceso se vuelve cada vez mas ágil y automático. Hoy estoy mejor de mi columna y mucho mejor en auto observarme, cuando me traiciono por las razones que fueran. Es un aprendizaje que nunca termina. Gracias por el artículo y por todo la que me han transmitido en las formaciones recibidas.
Muy bueno
Buenas leyendo el dolor lumbar a travez de lo emocional e tenido la curiosidad y me pareció muy interesa ya que desde Abril de este año empecé a sentir que mis piernas se empedaron a dormir y un hormigueo no tenía dolor lumbar en el día pero al levantarme si me realice una resonancia magnética y tengo una hernia y tres abombamientos y en el cuello desgastamieetos tome terapias dietas especialistas de columnas ejercicios y medicamentos que me dan decaimiento sueño y a desmejorado mi calidad de vida.
A la ves tengo infección urinaria y va ser otro medico más …de verdad las emociones juegan un papel importante en la vida ..pero no se como canalizar y como me pude ayudar aparte sufro de tiroides ipo ya por 12 años
Gracias por el comentario, Mirla. Desde la Bioneuroemoción, comprendemos que los síntomas tienen múltiples causas, y trabajamos únicamente sobre el factor emocional. Si te interesa, puedes descubrir más sobre las consultas en Bioneuroemoción, escribirnos a [email protected] o bien informarte sobre nuestras formaciones en http://www.enriccorberainstitute.com ¡Un fuerte abrazo!
Gracias ha sido de mucha ayuda éste artículo
Leí el artículo en busca de una solución a mis enfermedades autoinmunes
tengo fibromialgia, liquen en el cuero cabelludo, he tenido problema de sindrome vertiinoso , con origen en temas autoinmunes, citalo megalovirus. A decir verdad las reflexiones acerca del reflejo de las emociones mal gestionadas me llama a mirarme. BUSCAR DISTINTO MANEJO DE MIS EMOCIONES.
Hola Beatriz! Desde la Bioneuroemoción, comprendemos tanto la aparición y el desarrollo del síntoma desde un componente multifactorial. Esto quiere decir, que hay varios factores que pueden influir en nuestro bienestar físico. Como indicas, nosotros trabajamos únicamente sobre el aspecto emocional. Si te interesa, puedes escribirnos a [email protected] o bien informarte sobre nuestras formaciones en http://www.enriccorberainstitute.com ¡Un fuerte abrazo!