Polaridades: Encuentra el equilibrio abrazando tus contradicciones

06 abril 2024

La vida nos pone frente a un desafío interesante: aprender a equilibrar las polaridades dentro de nosotros. Todos tenemos aspectos de nuestra personalidad que pueden parecer contradictorios, como ser introvertidos o extrovertidos, o ser muy organizados para ciertas cosas y desordenados para otras. 

La idea es encontrar un punto medio que nos permita experimentar una realidad más completa, sin dejarnos llevar por los extremos. En esa línea, el principio de la polaridad sostiene que todo lo manifestado tiene dos aspectos opuestos con innumerables grados entre ambos extremos. El uno existe porque existe el otro y ambos se dan sentido.

¿Qué opuestos experimentas en tu vida y qué puedes hacer para aprovechar sus riquezas? 

 

Cómo se manifiestan las polaridades

La polaridad se expresa cuando nos encontramos frente a opciones que consideramos excluyentes: o esto o aquello. Es lo que sucede con los polos de un imán: la diferencia irreconciliable entre el signo (+) y el signo (-).

Como se explica en el Kybalión, un libro sobre las enseñanzas fundamentales de todos los sistemas filosóficos: 

 

“Todo es dual; todo tiene polos; todo, su par de opuestos; los semejantes y distintos son los mismos; los opuestos son idénticos en naturaleza, difiriendo sólo en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.”

 

La polaridad en el plano físico

Para crear la materia se necesitan elementos positivos y negativos. Si nos fijamos en el plano físico, nos damos cuenta de que el calor y el frío son de la misma naturaleza y su diferencia consiste en una simple cuestión de grados. 

Las mismas palabras “arriba” y “abajo” no son más que polos del mismo aspecto. Sucede igual con el este y el oeste, la luz y la oscuridad, oriente y occidente, grande y pequeño, ruido y silencio. 

El uno existe porque existe el otro, ambos se dan sentido y conforman una realidad que va más allá de sus manifestaciones. 

 

 

En la mente y las emociones también hay polaridades

En el plano mental y emocional sucede algo similar al físico. El amor y el odio son considerados diametralmente opuestos e irreconciliables. Pero, si aplicamos el Principio de Polaridad, veremos que no existe un amor o un odio absolutos.

Hay muchos grados de amor y de odio. Incluso existe un punto intermedio donde se mezclan de tal forma que es imposible distinguirlos.

Lo mismo podríamos decir del valor y la cobardía o de la introversión y la extroversión. Los pares de opuestos existen por doquier: donde encontremos una cosa, encontraremos también su opuesta: los dos polos.

 

Vivimos en movimiento

La manifestación dual de la realidad nos permite transitar de un estado emocional a otro. Por eso, cuando nos definimos en una polaridad u otra siempre estaremos siendo inexactos e injustos con nosotros mismos.

No existe el estado absoluto, todo es cuestión de grados. Nadie es «divertido» o «aburrido», nadie es «buena» o «mala» persona, todos somos seres que transitan polaridades. Por ello, cuanto menos nos categorizamos, más flexibilidad y libertad tendremos para adaptarnos a lo que nos suceda.

 

polaridades

 

Las polaridades en las relaciones

Un claro ejemplo sobre las polaridades son las relaciones de pareja

Habitualmente, explicamos los conflictos con nuestra pareja marcando los problemas que tiene él/ella, aunque la dificultad sea de ambos. Es una expresión de nuestra polaridad ya que todos los polos que aparentan ser opuestos son, en esencia, lo mismo.

Las polaridades están unidas en una aparente separación. Una mujer no sabría que es mujer si no existiera el hombre, ambos se comprenden desde su diferenciación.

Creemos que estamos separados del mundo y de las demás personas, pero no es así. Todo se atrae en el mundo porque todo está interrelacionado. 

 

“El camino a la iluminación se encuentra en el punto medio entre todos los opuestos”

Budha

La posición que elegimos impacta en la regulación del sistema

Dentro de nuestra familia, en las relaciones sentimentales, en el ámbito laboral o con nuestros amigos manifestamos polaridades que han de equilibrarse en un proceso llamado homeostasis. Esta hace referencia a la autorregulación que busca el mantenimiento de un organismo

En tal sentido, nuestro posicionamiento influye y determina el de los demás. 

Por ejemplo, tu grado de sometimiento influirá en el grado de dominación de quien te rodea, tu grado de responsabilidad podrá influir en la irresponsabilidad de otros.

Por eso mismo, equilibrando nuestras polaridades podemos influir y alterar el posicionamiento de todos los sistemas que integramos.

 

 

La integración de las polaridades

Si consideramos que nuestras polaridades son incompatibles, creeremos que no podremos alcanzar, simultáneamente, los objetivos que pretende cada uno de estos polos.

Por ejemplo: “No se puede mantener el peso y comer dulces”, “Es imposible ser buena madre y buena profesional a la vez”, “No hay políticos honestos”. 

Los juzgamos como verdades y, por lo tanto, que se excluyen mutuamente. Pero estas son creencias y, como tales, las podemos modificar e integrar ambas posibilidades. Ya lo dijo el físico Niels Bohr: 

 

“Hay dos tipos de verdad. En la verdad superficial, lo opuesto a una declaración verdadera es falso. En el tipo de verdad más profunda, el opuesto de una declaración verdadera es igualmente verdadero.”

 

El paso a la trascendencia y a la armonía

Es el exceso de polarización lo que produce el conflicto, allí no podemos encontrar nuestro propio centro. Deshacer el juicio hacia las polaridades que etiquetamos como negativas y relegamos a la sombra nos permite observar sus cualidades positivas.

Justamente, es a través de nuestras polaridades que podemos reconocer el estado de conciencia que proyectamos en el mundo. Si reconocemos lo que percibimos como opuestos, podremos integrar las características de esa polaridad y, de este modo,  trascenderlos. 

Así, nos hacemos dueños de nuestros propios pensamientos, en lugar de sus esclavos. 

Al salir de la dualidad y reunificar las polaridades, podemos experimentar otra realidad. Una que no está definida por nuestro posicionamiento, sino por una decisión libre que nos hará más comprensivos, completos y flexibles, lo que nos lleva a un estado de coherencia y paz interior.

 

 

Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:

 

El principio de la polaridad describe que todo lo manifestado tiene dos aspectos, uno existe porque existe el otro y ambos se dan sentido. ¿Con qué polo opuesto necesitas reencontrarte?

 

La idea de polaridad resume la situación que se produce cuando nos encontramos frente a opciones que consideramos excluyentes. Descubre cómo aplicar este concepto a la idea cultural del “bien” y el “mal” en este video con Enric Corbera.

 

 

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Diplomado en Bioneuroemoción®

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