Todas las personas tenemos dos hemisferios cerebrales con diferentes estructuras y funciones, ¿te has preguntado en qué se diferencian y cómo se complementan? ¿Cómo puede ayudarte este conocimiento en tu desarrollo personal?
En este podcast, Enric Corbera nos habla de la mentalidad paradójica, una capacidad que la mente humana puede desarrollar y poner en práctica con el propósito de adoptar una forma de vida que permita alcanzar la verdadera plenitud.
La felicidad es un estado del ser que siempre está presente. En este vídeo, Enric Corbera explica que la integración de los opuestos desde la conciencia de unidad es la clave para transitar el camino del medio y ser felices.
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El cerebro humano se divide en dos hemisferios perfectamente definidos y separados por el cuerpo calloso, un haz de fibras nerviosas cuya función es establecer la comunicación entre ellos para que trabajen de forma complementaria. Gracias a esta conexión, cada hemisferio sabe lo que está pasando en el otro.
Los dos hemisferios están estructuralmente separados y tienen funciones especializadas. Sin embargo, siguen siendo dos partes de un todo. Son diferentes en sus valoraciones, se expresan como dos personalidades distintas y sienten con diferente carácter dentro del mismo cuerpo.
¿Qué pasa cuando alguno de los dos hemisferios deja de desempeñar su labor? Y es más, ¿qué pasa cuando una patología afecta un hemisferio y quien la padece es científico y anatomista del cerebro?
En una de las charlas de TED, la Dra. Jill Bolte Taylor cuenta en primera persona cómo una mañana de diciembre, cuando tenía 37 años, se despertó sufriendo una forma de ictus: “un vaso sanguíneo explotó en la mitad izquierda de mi cerebro, y en el transcurso de cuatro horas observé a mi cerebro deteriorarse completamente en su capacidad de procesar todo tipo de información.”
Taylor es neuroanatomista, especializada en la investigación post-mortem del cerebro humano. Es profesora de la Indiana University School of Medicine y portavoz del Centro de Recursos del Harvard Brain Bank.
Actualmente, ofrece conferencias con la misión de apoyar la conciencia del cerebro, el aprecio, la exploración, la educación, la prevención de lesiones, la recuperación neurológica y el valor del movimiento en la salud mental y física.
En su discurso, la Dra. Taylor diferencia las características de cada lado del cerebro. “El derecho se ocupa del momento presente, piensa en imágenes y aprende kinestésicamente a través del movimiento del cuerpo. La información en forma de energía fluye a través de todos los sistemas sensoriales.”
En cambio, el izquierdo “piensa lineal y metódicamente. Se concentra en el pasado y el futuro. Categoriza la información,la organiza y la asocia con todo lo aprendido en el pasado. Piensa en forma de lenguaje. Es esa voz que nos habla y nos recuerda lo que habíamos pensado hacer”.
«Tenemos el poder de elegir, momento a momento, quiénes somos y cómo queremos estar en este mundo”.
Dra. Jill Bolte Taylor.
Durante la mañana del ictus, cuando la Dra. Taylor ya se había dado cuenta de lo que le sucedía, sabía que estaba viviendo la experiencia únicamente desde el hemisferio derecho y, desde ese discernimiento, afirma:
“Somos seres hechos de energía, conectados entre sí mediante la conciencia de nuestros hemisferios derechos, como una familia humana. Y, en este lugar, en este momento, somos hermanos y hermanas en este planeta, estamos aquí para hacer del mundo un lugar mejor».
Y añade, «en este momento, somos perfectos, completos y hermosos».
Cuando los dos hemisferios se gustan, se valoran, se respetan y cooperan, es cuando podemos vivir en paz y armonía. Es necesario dar espacio a nuestro hemisferio derecho que prefiere ser feliz más que tener razón.
En relación a esto, la Dra. Taylor finaliza su charla recordándonos que “si utilizamos los profundos circuitos que nos dan paz de nuestro hemisferio derecho, más paz podremos proyectar al mundo y nuestro planeta será más pacífico».
Integrar los dos hemisferios significa favorecer la conexión y comunicación entre ellos. Cuando esto sucede nos sentimos en equilibrio, tranquilos y flexibles, ya que disponemos de más recursos para afrontar las vicisitudes de la vida.
Cuando nuestro cerebro funciona de forma holística estamos más conectados con nosotros mismos y con nuestro entorno, aumenta nuestra capacidad de empatía y nos relacionamos mejor con los demás.
A pesar de que los grandes maestros nos han transmitido que en el equilibrio está la virtud, en la sociedad occidental aún se fomenta y refuerza el uso de unas determinadas funciones cerebrales en detrimento de otras. Esto puede hacernos pensar que unas son “mejores”, más valiosas y útiles que otras.
Así, para muchas personas las funciones del hemisferio izquierdo, como la memoria o el razonamiento lógico, están por encima de las del derecho, como la creatividad o la intuición.
Esta creencia, que ensalza las funciones de la mitad de nuestro cerebro, se ha transmitido de generación en generación, especialmente a través de la educación formal, potenciando el hemisferio izquierdo desde edades tempranas.
Por ejemplo, habitualmente se valora positivamente ser perfeccionistas, especialmente en el contexto laboral. Este rasgo implica ser analíticos, meticulosos y rígidos, funciones características del hemisferio izquierdo.
Si se da en exceso, puede eclipsar otras funciones más intuitivas y distendidas, características del hemisferio derecho. Este desequilibrio nos impide percibir el mundo en su globalidad, disminuyendo nuestros recursos así como nuestra capacidad de respuesta y aprendizaje.
Por el contrario, cuando estimulamos nuestro cerebro de forma bilateral facilitamos que ambos hemisferios se comuniquen y cooperen entre ellos. Esto permite que la parte emocional tenga acceso a los recursos de la parte racional y viceversa.
Por ejemplo, el lenguaje se atribuye al hemisferio izquierdo y el derecho nos ayuda a comprender el contexto y el tono del mensaje. El hemisferio izquierdo procesa las ecuaciones matemáticas y el derecho nos permite hacer comparaciones y cálculos aproximados.
La ciencia ha demostrado que, en caso de lesión, la plasticidad cerebral nos permite reubicar ciertas funciones en otros lugares del cerebro, además de que ambos se necesitan recíprocamente para llevar a cabo cualquier proceso. Sin embargo, la lateralidad es la condición neurológica que demuestra las diferencias entre hemisferios que expresa un cerebro sano.
Integrar ambos hemisferios, en resumen, nos permite desarrollar nuestros recursos internos, ser más resolutivos, aprender mejor y percibir el mundo y a nosotros mismos de una forma más completa.
Desde la Bioneuroemoción, sabemos que vivimos en un universo de contrastes y polaridades donde todo tiene su opuesto.
Vivir sólo en una polaridad nos paraliza. Las polaridades son las fuerzas que crean el movimiento. Por eso, es tan importante vivir desde la razón como desde la emoción, integrando ambos hemisferios cerebrales. El equilibrio está directamente relacionado con el bienestar.
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Todos disponemos de la polaridad creativa y la racional, según nuestras experiencias en los primeros años de vida y la predisposición genética usamos más una u otra.
No obstante, la creencia de que cada persona nace con la “dominancia” de uno de los dos hemisferios hace tiempo que se descartó. Este hecho significa que, con entrenamiento y disposición, es más que posible desarrollar las competencias necesarias para fomentar nuestro equilibrio y armonía cerebral.
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