La amistad es, para muchos, la relación de afecto más significativa de la vida. Es un vínculo estrecho que formamos con otra persona, a la cual elegimos por convicción propia y le otorgamos un valor especial.
De todas las relaciones, probablemente la amistad es la que consideramos más libre. Se manifiesta de muchas maneras y nos permite establecer nuestras propias reglas.
¿Cuáles son los beneficios que te aportan tus amigos?
Por qué la amistad nos resulta tan valiosa
Los humanos somos seres sociales y tenemos la necesidad de amar y ser amados. Por naturaleza, tendemos a agruparnos y establecer vínculos estrechos con personas que consideramos afines y con las que compartimos afecto.
Es una relación de cariño que se desarrolla de forma libre y particular, que se nutre de sentimientos recíprocos y de vivencias compartidas. Con los amigos compartimos valores como la confianza, el respeto, la empatía, la lealtad, la sinceridad y el compromiso.
Los amigos: la familia que elegimos
Los amigos son compañeros de vida. Con ellos disfrutamos momentos felices y divertidos y, en los tiempos difíciles, nos brindan apoyo y comprensión.
Por eso, a veces, los consideramos nuestra «familia por elección».
Los amigos nos enriquecen de muchas maneras y forman parte de nuestro desarrollo individual. Pueden ayudarnos en el proceso de descubrir nuestra identidad, servir como modelo de aprendizaje de conductas y ayudarnos a adquirir valores y conocimientos.
Con ellos abrimos nuestra mente a otras formas de pensamiento.
“No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.”
El impacto de la amistad en nuestra salud emocional y física
Los vínculos interpersonales influyen profundamente en nuestro bienestar.
La amistad mejora la confianza y autoestima, promoviendo mejores aptitudes interpersonales. Además, permite expresar emociones y conocer aspectos internos que, de otro modo, podríamos rechazar o juzgar, favoreciendo el equilibrio personal.
Los amigos nos ofrecen un sentido de pertenencia, ayudándonos a sentirnos parte de un grupo. Son relaciones que fomentan nuestra felicidad.
Los amigos están en los momentos difíciles
Los amigos también ayudan a sobrellevar traumas como enfermedades graves o pérdidas, aliviando el impacto del estrés en el cuerpo al reducir la producción de cortisol. Su apoyo en estos momentos críticos ayuda a afrontarlos mejor, con un efecto positivo en la salud cardiovascular.
Además, saber del apoyo de amigos refuerza el sistema inmunitario al aumentar la producción de serotonina, mejorando nuestro estado de ánimo y reduciendo la ansiedad y la agresividad. En esa línea, la amistad disminuye el estrés a través de momentos agradables, como las risas, y permite liberar oxitocina, una hormona clave en las relaciones sociales.
En el entorno laboral, contar con amigos eleva la motivación y la productividad, además de prevenir el burnout. Mantener amistades de calidad reduce el riesgo de depresión, especialmente en personas que valoran sus vínculos.
No es casualidad que elijamos estos amigos
Las relaciones de amistad nos proporcionan apoyo emocional, pero también son clave para nuestro autoconocimiento.
Es que los amigos que elegimos reflejan aspectos de nuestra propia personalidad. Lo que nos agrada o molesta en los demás se relaciona con características propias que no siempre reconocemos.
Sin darnos cuenta, alimentamos la creencia de que algo externo puede hacernos felices o infelices, pero, en realidad, las personas que elegimos como amigos son espejos de nosotros mismos.
A través de ellos podemos identificar nuestras propias creencias y aspectos inconscientes, que necesitamos trabajar e integrar. En tal sentido, lo que se expresa en nuestras relaciones tiene una conexión directa con nosotros mismos.
“Cada nuevo amigo que ganamos en la carrera de la vida nos perfecciona y enriquece más aún por lo que de nosotros mismos nos descubre que por lo que de él mismo nos da.”
La amistad es una resonancia
La elección de nuestros amigos no es un simple azar, sino una cuestión de resonancia.
La información inconsciente que llevamos dentro nos guía hacia personas con quienes compartimos una historia o experiencias similares. Esto nos permite enfrentarnos a situaciones que nos muestran patrones repetidos, aspectos que tuvimos que sanar o aún necesitamos resolver.
Lo que amamos en nuestros amigos es un reflejo de lo que amamos y deseamos desarrollar en nosotros mismos. Están ahí porque resuenan con nuestras vivencias y nos devuelven nuestra propia información, ayudándonos a comprender mejor quiénes somos y qué necesitamos transformar.
Las relaciones especiales: “Dime con quién andas…”
El secreto de una amistad sana reside en el equilibrio que establecemos al intercambiar valores, sin actuar en contra de nosotros mismos ni de los demás.
Sin embargo, no todas las relaciones nos benefician, y es importante preguntarse: ¿qué hace que esta amistad o la otra sea realmente beneficiosa?
Creencias inconscientes que moldean nuestras amistades
Las llamadas “relaciones especiales” son relaciones que no nacen del afecto, sino de la carencia y la necesidad. También son frecuentes entre amigos.
A menudo surgen de creencias inconscientes, como el miedo a la soledad o la idea de que otra persona puede hacernos felices o suplir lo que sentimos que nos falta. Esta proyección nos lleva a esperar que el otro se ajuste a nuestras expectativas en lugar de revisar el origen de estas demandas en nosotros mismos.
Sin darnos cuenta, buscamos personas que creemos que nos complementarán porque sentimos que algo nos falta. Creemos que ese vacío será llenado por alguien más.
De esta manera, proyectamos en esa persona una necesidad que, en realidad, es nuestra y solo nosotros la podemos resolver.
“Cada uno muestra lo que es en los amigos que tiene.”
La amistad verdadera comienza en uno mismo
Estar en paz con nosotros mismos es una de las mejores sensaciones, pero rara vez miramos hacia adentro para cultivarla. En cambio, solemos buscar en los demás la tranquilidad y felicidad que anhelamos.
A través de la autoindagación, podremos entender lo que sucede en nuestro interior y cómo influye en nuestro comportamiento. Así, seremos capaces de manejar mejor nuestros estados emocionales y realizar los cambios internos necesarios para acercarnos al equilibrio emocional.
Este proceso es clave para tener amistades sanas y satisfactorias, ya que implica un viaje interior para mejorar la relación con nosotros mismos. Cuando estamos en equilibrio interno, podemos amar a los demás tanto como a nosotros mismos.
Ser nuestra mejor compañía
Al aprender a ser nuestros mejores amigos, respetándonos, priorizándonos y dejando de criticarnos, estaremos en condiciones de proyectar ese bienestar hacia afuera. Estaremos mejor preparados para relacionarnos de manera más saludable con los demás.
El crecimiento personal, que incluye la capacidad de convivir, establecer y conservar amistades, es esencial para nuestro bienestar físico y emocional. Pero es cultivar la amistad con uno mismo es la mejor forma de contribuir a nuestro propio bienestar emocional.
La clave para lograr relaciones saludables no está en preguntarnos “¿Qué tipo de amigos quiero tener?”, sino “¿Qué tipo de amigo/a estoy dispuesto a ser conmigo mismo y con los demás?”.
Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de YouTube:
En este pódcast, Enric Corbera explora los diferentes tipos de relaciones interpersonales y cómo estas reflejan la relación que tenemos con nosotros mismos.
Muchas personas tienen dificultades para generar vínculos saludables y, aunque tengan mucha vida social, se sienten solas. En este video, Sara Pallarés explica los beneficios de la amistad y cómo influye en nuestra salud física y psicológica.
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