¿Alguna vez has sentido alegría o ansiedad sin saber por qué o no logras explicar una forma de reaccionar que te es habitual? Estos fenómenos se relacionan con el «engrama«, un concepto poco conocido que revela cómo nuestra mente almacena información relevante para nosotros.
Solemos no recordar ciertos detalles o vivencias completas, en especial de nuestra infancia, para salvaguardarnos del dolor. Sin embargo, los engramas nos invitan a volver a mirarlos pues resguardan el tesoro de nuestra transformación.
¿Cómo podemos aprovechar la valiosa información que nos aportan y resignificarlos?
El engrama es un rastro de memoria física, como una huella en el cerebro, que almacena eventos significativos con todos sus componentes: olores, sonidos, imágenes y otras sensaciones. No desaparece, pero puede ser modificado.
Cada vez que experimentamos algo con alta carga emocional, el cerebro crea engramas con todos sus detalles. Las investigaciones indican que los generamos incluso estando inconscientes.
Es importante tener en cuenta que los estímulos emocionales de nuestra infancia son los más poderosos debido a que los recibimos sin filtros (especialmente en los primeros años de vida). Además, un engrama puede contener redes neuronales relacionadas con experiencias ocurridas en nuestra historia familiar.
Una melodía, un paisaje, pueden activarlos y pueden hacernos sentir de una manera específica o recordar algo del pasado. Pareciera que el cerebro tiene un botón de reproducción que se activa con ciertos estímulos sensoriales, mostrándonos un recuerdo o simplemente evocando emociones asociadas a él.
Por ejemplo, el aroma de una sabrosa comida que hacía la abuela o palabras parecidas a las insinuaciones de un tío abusador.
Cuando no somos consciente del recuerdo, no entendemos por qué sentimos o reaccionamos como lo hacemos. Esto puede ser frustrante e incluso limitante cuando las reacciones son excesivas.
Richard Semon acuñó el término engrama a principios del siglo XX y señaló, además, que cuando éste se activa genera un nuevo engrama. Esto indica que podríamos recordar ciertos acontecimientos cuando identificamos con qué lo asociamos y darle un nuevo significado.
Veámoslo en un ejemplo:
Un hombre dice sentirse humillado por un amigo. La “humillación” para él era que, mientras jugaban al fútbol, le había dicho: “¡Estás despistado!”. Su reacción fue desproporcionada y abandonó el campo. La sensación de ese momento le llevó a su infancia cuando jugaba con sus hermanos y sentía que su padre lo humillaba constantemente diciendo que estaba despistado.
Al tomar conciencia, su grado de reactividad disminuyó notablemente, incluso tomándolo con humor y respondiendo de forma asertiva, ya que creó un engrama nuevo.
«No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho»
Aristóteles
Todo recuerdo se construye con la interpretación que hagamos de él, influenciada por nuestras creencias y juicios. Esto significa que nuestra percepción es únicamente una posibilidad entre una infinidad de ellas.
Según Kenneth Wapnick, “los milagros son un cambio en la percepción”. El fundador de la Fundación para Un Curso de Milagros también dice:
“Lo que sea que haya sucedido en el pasado, ya sea que haya sucedido hace cinco minutos, ayer o hace treinta años, de repente se vuelve muy real y presente para mí. Si se trata de un recuerdo desagradable, experimentaré ira, ansiedad, miedo o depresión. Si es un recuerdo agradable, experimentaré felicidad y alegría en este momento, como si el pasado fuera presente. Esa memoria es la que une el pasado y el presente.”
Nuestra capacidad de evocar es la llave para cambiar nuestra representación interna de cada recuerdo. No importa el tiempo que haya transcurrido, podemos modificar la repercusión que los engramas tienen en nuestro cuerpo y en nuestra vida.
Una mujer reconoce que se pone casi eufórica cada vez que llueve y está pendiente del pronóstico del tiempo de manera excesiva. En una sesión de Bioneuroemoción pudo recordar que su padre contaba con dolor cómo su familia perdió la cosecha guardada en un galón que se incendió accidentalmente. Desde entonces, la lluvia representa inconscientemente una garantía de que el fuego no consuma el sustento familiar.
Cuando revivimos una experiencia de dolor estamos ante una invitación a sanar una herida emocional aún latente. Y trascenderla.
Las sensaciones físicas y las emociones refuerzan los engramas con cada vivencia. Por eso hay situaciones que se nos repiten hasta que seamos capaces de identificarlas y modificarlas conscientemente.
Por ejemplo, si siempre tenemos conflictos con nuestros jefes, pero nuestros compañeros rara vez, tal vez se esconda una razón más profunda que las circunstancias laborales.
Cuestionar nuestra forma de ver el conflicto y qué nos afecta (cuando a otros no) es el primer paso. Cada engrama guarda una información potencialmente importante para nuestro crecimiento personal y un mayor desarrollo de la autoconciencia.
En este proceso, no solo podemos volver a interpretar los hechos, sino generar nuevas conexiones neurológicas.
“Cuando nos convertimos en expertos en nuestra historia traumática y sabemos cómo nos victimizamos a nosotros mismos y caemos en la negación, tenemos la oportunidad de crear una nueva realidad con una nueva vía neuronal en nuestro cerebro.”
Kenny Weiss
Peter Levine, psicoterapeuta especialista en trauma, dice:
“El trauma es el infierno en la tierra. El trauma resuelto es un regalo de los dioses. Y recuerda, nunca es demasiado tarde (para ti) tener una infancia feliz, no importa la edad que tengas.«
Si bien los engramas muchas veces quedan inactivos, al irlos desvelando sanaremos heridas que un día nuestra mente “olvidó” para protegernos del dolor. Tenemos el poder de reescribir nuestra historia de forma consciente.
Querer cambiarla, reconectar con ella y abrirnos a nuevas formas de percibirla y de sentirla es transformar nuestra vida en libertad.
Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:
En este Podcast, Enric Corbera habla de cómo nuestros recuerdos quedan sesgados por nuestra percepción y nuestras creencias. Además, explica el poder de nuestras emociones para transformar nuestra vida.
En este vídeo de una sesión de Bioneuroemoción, David Corbera explica cómo, a través de nuestros conflictos, tenemos el poder de comprender nuestras herencias emocionales, las cuales revivimos para crecer emocionalmente.
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