Comprender la diferencia entre cambio y transformación puede ayudarnos a modificar aquellos aspectos de nuestra vida en los que, a pesar de nuestros esfuerzos, nos sentimos bloqueados o estancados.
En este artículo explicamos en qué consiste la verdadera transformación personal y ofrecemos algunas claves para lograr que se produzcan cambios profundos y permanentes en nuestra vida.
En este podcast, Victor Villalobos nos habla de cómo aprovechar la energía de nuestras emociones para hacer cambios y transformar nuestras vidas.
En este video vemos un caso práctico, realizado por David Corbera, que nos muestra cómo gestionar el estrés de tal modo que nos sirva como un impulso para transformarnos y mejorar nuestro estado de salud.
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El cambio es una constante en la vida. En ocasiones decidimos hacer cambios para alcanzar un objetivo que deseamos. En otras, la vida nos pone en situaciones que requieren que nos transformemos para adaptarnos a las nuevas circunstancias.
Y, en muchos casos, la invitación a la transformación personal se presenta en forma de conflictos, crisis o alteraciones fisiológicas.
En todo caso, no podemos obviar que la vida, de un modo u otro, requiere que nos mantengamos en un proceso de cambio constante.
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Sin embargo, consciente o inconscientemente, muchas veces nos cuesta dejar atrás lo conocido, nos aferramos a nuestras “verdades” y preferimos quedarnos en la zona de confort.
Tememos perder el control y las consecuencias que nuestros cambios pueden tener en nuestro entorno y en nuestra vida.
Cuando esto sucede, o bien no hacemos nada, esperando a que algo o alguien lo haga por nosotros, o hacemos cambios externos a base de fuerza de voluntad que no nos ayudan realmente a lograr esa transformación que pretendíamos realizar.
“El cambio no solamente es necesario en la vida, es la vida misma”.
Alvin Toffler
La Real Academia Española define el cambio como “Dejar una cosa o situación para tomar otra” , “Modificarse la apariencia, condición o comportamiento”, “Cambiar de rumbo” o “mudarse de ropa”, entre otras acepciones.
Todas, comparten la idea principal de dejar algo atrás para sustituirlo por algo diferente, ya sea una situación, comportamiento, dirección o apariencia.
En el ámbito personal, es importante comprender que los cambios que realizamos pueden ser más o menos profundos y significativos.
Los cambios externos no siempre implican una transformación interna, esto solo sucede cuando miramos hacia dentro y modificamos nuestros procesos de pensamiento y percepción.
“Si aumentamos la conciencia, los cambios en nuestra vida vienen solos”.
Jon Kabat-Zinn
Muchas personas saltan de un trabajo a otro, de una relación a otra sin reflexionar sobre lo sucedido. De este modo, aunque creen que hicieron cambios, se siguen encontrando con los mismos problemas o incluso con más dificultades.
También, es frecuente tratar de alcanzar objetivos o transformar hábitos cambiando lo que hacemos, sin transformarnos internamente.
En consecuencia, nos cuesta mantener determinadas actividades o rutinas que comenzamos con la mejor intención. Un ejemplo claro, es apuntarse a un gimnasio y poco tiempo después dejar de ir.
Por eso, transformar nuestra vida implica mucho más que hacer cambios conductuales, pues si no hay una transformación interna el cambio solo es aparente y no suele ser duradero.
En la transformación personal hay una decisión consciente que te moviliza a hacer cambios en ti mismo/a. Hay una búsqueda interna que te lleva a comprender qué pensamientos, patrones de conducta, percepciones y decisiones te han traído al punto donde te encuentras hoy.
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La verdadera transformación se produce cuando cambiamos nuestras creencias, valores e identidad. Este cambio nos permite ver y experimentar la vida de una manera diferente y, en consecuencia, nuestros actos y sus resultados son distintos.
Repetimos situaciones porque no cambiamos de percepción, y la emoción que sentimos ante una situación, sigue siendo la misma. Por tanto responderemos haciendo lo mismo y, obviamente, obtendremos los mismos resultados.
Por eso existe una diferencia muy grande entre comprender y entender, puesto que aquel que comprende entra en contacto consigo mismo, toma conciencia del sentido de sus experiencias y así lo que veía como “problemas” pasan a ser oportunidades.
“Realmente no hemos prestado mucha atención al pensamiento como un proceso. Hemos participado en pensamientos, pero sólo hemos prestado atención al contenido, no al proceso”.
Cuando nos encontramos ante un cambio que deseamos realizar y no lo logramos, es porque aún recibimos algún beneficio quedándonos como estamos, aunque muchas veces mantenernos así sea poco ecológico.
Si comprendieramos lo que nos impulsa a autosabotearnos, podríamos comenzar a realizar cambios en nuestro propio beneficio.
Merece especial atención este punto, pues el temor a la reacción de nuestro entorno suele ser uno de los miedos más recurrentes y que más le impiden cambiar a las personas.
“El autorrespeto es defender la dignidad por encima de la necesidad de aprobación”.
Jorge Bucay
Esta forma de reaccionar surge de un sentimiento compartido con nuestros más lejanos antepasados. Hace 20.000 años, ser rechazado por el clan significaba la muerte, ya que un individuo aislado no tenía posibilidades de sobrevivir.
Es un miedo ancestral y, paradójicamente, muy actual debido a que la necesidad de pertenencia está arraigada en nuestro cerebro más primitivo. Es decir, aunque las circunstancias externas han cambiado, nuestro cerebro apenas se ha modificado.
Si observas tu vida y reconoces los lugares en los que te cuesta cambiar, podrás darte cuenta de que hay un miedo recurrente, el miedo al desorden que tus decisiones pueden generar en tu entorno. Puedes preguntarte:
Cuando hacemos las cosas esperando a que los demás no se molesten, estamos actuando desde la dependencia emocional, no somos libres de tomar nuestras propias decisiones.
Hemos de ser conscientes que esta limitación es autoimpuesta y por tanto sólo nosotros mismos podemos liberarnos.
Parece lógico que para comenzar cualquier cambio tengamos que partir por aceptar lo que nos sucede. Sin embargo uno de los motivos por los cuales no cambiamos, es porque nos contamos historias que justifican el porqué no nos movemos.
Por lo mismo, aceptar la realidad implica atrevernos a ser honestos con nosotros mismos, reconocer nuestros errores, dar la cara a nuestros miedos y usar esa energía como un impulso que nos ayude a realizar los cambios que necesitamos.
“Debemos estar dispuestos a dejar la vida que planeamos para tener la vida que nos está esperando”.
Si vamos a realizar cambios en nuestra vida es muy importante que el movimiento sea en paz, sin guardar rencores o juicios hacia los demás o hacia nosotros mismos.
En su lugar podemos abrazar nuestras experiencias con amor y compasión, agradeciendo el aprendizaje que nos ofrecen.
“Antes de cambiar tu vida ,ámala”.
Katiuska
Por eso, es importante comprendernos y comprender a los demás, ya que somos nosotros quienes atraemos las personas y circunstancias a nuestra vida. Por tanto, somos los únicos responsables del cambio que deseamos.
El proceso que atravesamos para llegar a conocernos y transformarnos está lleno de oportunidades escondidas y de caminos inesperados, por eso es importante confiar en nosotros mismos y en la sabiduría de la vida.
“En algún lugar, algo increíble está esperando ser descubierto”.
Así, a medida que nos permitimos estar más en el presente y soltamos el control del cómo llegaremos donde queremos, experimentamos la sincronicidad como un regalo que nos brinda la vida, expresada en oportunidades o personas que contribuirán de alguna manera a la realización de nuestros deseos.
La Bioneuroemoción nos ofrece herramientas y recursos para identificar los condicionamientos y creencias inconscientes que nos impiden realizar los cambios que deseamos. Así, el cambio no sucede en el futuro, sino en la comprensión de nuestro pasado.
Tomar conciencia de nuestras herencias emocionales y aprendizajes, nos permite comenzar a ver las cosas de otra manera, sentirnos de otra forma y, por tanto, elegir nuevas respuestas y encontrar nuevas soluciones a nuestros problemas habituales.
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Tal como lo expresaba David Bohm “la capacidad de percibir o pensar de manera diferente es más importante que el conocimiento adquirido”.
Cuando tomamos conciencia de que lo que nos impide cambiar está en nuestra mente, comenzamos a transformarnos inevitablemente.
Hemos hecho la inversión de pensamiento fundamental para tomar las riendas de nuestra vida, dirigirla en la dirección que queramos y transformarnos a través de cada experiencia.
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El cambio permite abrir la mente a nuevas soluciones. La transformación la viviremos cuando llebemos a la práctica las nuevas soluciones.
Gracias por tus enseñanzas, mi querida Karen.
Gracias Katiuska por estas luces.
Me quedo con varias perlas en esto de “por qué no cambiamos ¿?”:
* Miedo a dejarlo conocido
* Enfrentar y abrazar el presente, para amarlo.
• El verdadero cambio nace de una decisión personal.
• Ser fiel a uno mismo, con fé en que es la mejor (por no decir la única) manera de vincularme con mi entorno con mi verdad.
• Agradecer y dejar ir al ser que me trajo hasta aquí para comenzar a habitar el nuevo ser que decido vivir.
• El desorden al que temo es la antesala de mi nuevo espacio más fiel a mí mismo.
En suma, gracias de nuevo y me interesa recibir nuevas reflexiones que vayas a realizar.
Bendiciones.
Sergio Navrátil
Me vino en el momento preciso, excelente artículo para los que estamos despertando os en la conciencia y busca de mejorar nuestra vida…mucha gracias