Dejar ir para avanzar: el verdadero significado de la rendición

26 febrero 2025

Palabras como «rendición» y «soltar» se han vuelto populares, pero ¿qué significan realmente? Muchas veces luchamos contra lo inevitable, aferrándonos a lo que creemos que debería ser y resistiéndonos a lo que es. 

¿Y si el verdadero poder estuviera en soltar? Más importante aún, ¿cómo podemos aplicarlo en nuestra vida diaria de una manera concreta?

En este artículo vamos a aterrizar este concepto y explorar cómo implementarlo en nuestras relaciones y situaciones.

 

La ilusión del control

La rendición es soltar la carga de lo que no podemos cambiar y abrirnos a una nueva posibilidad. No significa que dejemos de actuar, sino que dejamos de aferrarnos a un resultado específico. Fluir con la vida en lugar de nadar contra lo que ella nos ofrece.

Lo que sucede es que aprendimos que debemos esforzarnos para cambiar lo que no nos gusta. Creemos que, si insistimos lo suficiente, el mundo responderá a nuestra voluntad. Pero, ¿cuántas veces nos hemos desgastado intentando modificar lo inmodificable?

A veces sostenemos la idea de que controlar las circunstancias nos traerá seguridad. Pero la realidad es impredecible y, cuanto más nos resistimos a lo que es, mayor es nuestro sufrimiento.

Imaginémonos que nos apegamos a una relación creyendo que debería funcionar, pero ¿de dónde surge ese deber? Tal vez aprendimos que el amor es sacrificio o que dejar ir es un fracaso. Nos resistimos a soltar, sin ver que, lo que nos ata no es la persona, sino nuestras creencias sobre el amor y la pertenencia.

 

«No puedo cambiar la dirección del viento, pero puedo ajustar mis velas para llegar siempre a mi destino.»

Jimmy Dean

 

Resistir es sufrir

La resistencia surge cuando nos negamos a aceptar una experiencia tal como es, aferrándonos a lo que consideramos debería haber ocurrido, en lugar de observar lo que nos está mostrando.

Esto no significa que la rendición sea inmediata o automática, sino todo lo contrario. Es un proceso que comienza cuando dejamos de resistirnos.

Para comprenderlo podríamos preguntarnos:  ¿qué emociones aparecen cuando me resisto a lo que sucede? ¿Por qué este evento me genera tanto malestar? Muchas veces, el sufrimiento esconde miedo, culpa o lealtades invisibles que nos atan a ciertas expectativas.

Por ejemplo, ante una pérdida, en lugar de quedarnos atrapados en “esto no debería haber pasado”, podemos preguntarnos: ¿qué creencias tengo sobre la pérdida? ¿Me enseñaron que la ausencia es sinónimo de abandono? ¿Qué historia familiar se repite en este duelo?

 

«Señor, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que puedo, y sabiduría para reconocer la diferencia.»

San Francisco de Asís

 

Las experiencias reflejan nuestra manera de ver la realidad

La vida no tiene reglas fijas más allá de las que nosotros le aplicamos a través de nuestra percepción. Lo que nos afecta no es solo lo que solo ocurre, sino principalmente la historia que construimos en torno a ello.

 

Vamos con un ejemplo crudo

La muerte es inevitable, pero ¿qué emociones y creencias hemos asociado a ese hecho? Más que temer a la muerte en sí, muchas veces lo que nos angustia es la sensación de pérdida, la idea de separación o incluso la culpa que cargamos respecto a nuestros seres queridos. 

La verdadera pregunta no es ¿cómo aceptar la muerte?, sino ¿qué representa para mí la muerte y cómo influye en la forma en que vivo?

La resistencia radica en cómo juzgamos los eventos. Si aprendemos a observar nuestras creencias con honestidad, podemos descubrir que lo que llamamos sufrimiento es, en realidad, el resultado de una percepción no cuestionada. 

 

Rendición no es resignación

Uno de los mayores malentendidos sobre la rendición es confundirla con la resignación.

La resignación nace de la impotencia, de abandonar el impulso de mejorar, de la creencia de que no somos capaces de cambiar nada. Nos coloca en un estado de abatimiento y desvalorización, donde adoptamos el papel de víctima, creyendo que no tenemos control sobre lo que sucede.

En cambio, la rendición no nos quita poder, sino que nos lo devuelve. No propone aceptar pasivamente una situación, sino reconocer que nuestra valía no depende del resultado. 

Es decir: «puede que no haya podido cambiar esto, pero sigo siendo capaz, sigo siendo suficiente y puedo abrirme a una nueva posibilidad».

Imaginemos a alguien atrapado en un matrimonio infeliz. La resignación lo lleva a pensar «no puedo hacer nada, esto es lo que me tocó», sintiéndose víctima de las circunstancias. 

La rendición, en cambio, lo invita a cuestionarse: ¿por qué me cuesta soltar esta relación? ¿Qué creencias o lealtades inconscientes sostienen mi apego

 

La máscara de la resignación

Existen formas solapadas de resignación que nos mantienen en el mismo lugar sin que lo notemos.

La procrastinación emocional y la zona de confort son maneras de postergar el cambio por miedo a lo desconocido. Nos decimos «ya lo resolveré», pero en el fondo evitamos el cuestionamiento profundo que nos llevaría a la verdadera rendición.

Si nos preguntamos ¿qué me hace preferir el estancamiento en lugar de provocar un cambio?, podemos descubrir qué creencias nos mantienen atrapados y comenzar a transformarlas

La rendición no es rendirse, sino abrirse a la posibilidad de que no siempre sabemos lo que es mejor para uno mismo.

 

 

Tres pasos para activar el mecanismo de entrega

La rendición no es un acto puntual, sino un proceso de toma de conciencia. No se trata de practicarla mecánicamente como si solo implicase un cambio de conducta, sino de permitir que surja a medida que ampliamos nuestra percepción y comprendemos qué nos impide soltar.

  1. Identificar nuestros juicios y cuestionarlos: no podemos evitar juzgar, pero sí podemos preguntarnos: ¿Qué dicen estos juicios sobre mi percepción? Más que intentar «no juzgar», podemos observar qué tipo de juicio hacemos y cómo nos refleja
  2. Aceptar la incertidumbre como puerta al cambio: la vida nunca será completamente predecible, pero la incertidumbre no tiene por qué ser una amenaza. Más que temer lo desconocido, podemos verlo como un espacio de posibilidades. 
  3. Soltar expectativas para vivir el presente: en lugar de obsesionarnos con un resultado específico, podemos preguntarnos ¿qué necesito aprender de esta experiencia? La entrega implica confiar en que lo que sucede es exactamente lo que requerimos en este momento. 


 

El descanso del alma

La rendición no es pasividad, sino un acto de comprensión. Cada vez que identificamos nuestras resistencias y nos atrevemos a cuestionarlas, estamos permitiendo que el mecanismo de entrega se active en nosotros. Así, nos disponemos a una nueva forma de ver y vivir la experiencia.

Cuando dejamos de resistirnos, algo en nosotros se relaja. La vida fluye con menos esfuerzo, confiando en que todo tiene un propósito mayor.

La rendición es un arte que se perfecciona con la práctica. No es algo que se logre de la noche a la mañana, pero cada vez que elegimos soltar en lugar de aferrarnos, estamos dando un paso hacia una existencia más libre y en paz.

 

 

Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de YouTube:

 

En este pódcast, Enric Corbera muestra que el malestar que nos genera una situación determinada no es por una situación en sí misma, sino por lo que interpretamos de la misma.

 

En este video, Enric Corbera explica que la rendición no implica bajar los brazos o no hacer nada con lo que nos sucede. Lo que implica es saber fluir con las circunstancias, soltar nuestras expectativas y abrirnos a lo que la vida nos ofrece.

 

 

Si quieres conocer más acerca del método de la Bioneuroemoción y cómo aplicarlo en tu vida para aumentar tu bienestar emocional, síguenos en nuestras redes sociales: YouTube, Instagram, Facebook, X y LinkedIn.

 

Comparte en los comentarios si te ha resultado interesante este artículo y compártelo con quien creas que le puede resultar útil esta información. ¡Gracias por tu interés!

Si te ha gustado, compártelo

Diplomado en Bioneuroemoción®

Escribe tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

© 2021 Enric Corbera Institute.