Soledad: el compañero silencioso en nuestra evolución personal

09 octubre 2024

Vivimos en un mundo hiperconectado, donde parece que la presencia digital es indispensable para existir. No obstante, muchas personas reconocen que sufren soledad.

¿Y si el verdadero conflicto no fuera la soledad, sino los juicios que hacemos sobre ella?

 

El prejuicio sobre la soledad

El mayor problema no es estar solo, sino cómo lo definimos. La soledad es un estado subjetivo, un sentimiento que, lejos de ser exclusivamente negativo, puede ser fuente de crecimiento personal.

Esto significa que la podemos abordar, no como algo a temer o evitar, sino como una etapa necesaria en nuestra evolución mental y emocional.

 

Qué es lo que más nos molesta de la soledad

A menudo, cuando nos sentimos incómodos al estar solos, no es porque la soledad en sí sea dañina, sino porque no sabemos estar con nosotros mismos. Esta incomodidad nos lleva a buscar constantemente la interacción social para llenar ese vacío.

La paradoja radica en que, a medida que nos rodeamos de más conexiones superficiales, esa soledad interior se agrava.

 

soledad

 

El impacto de “sentirse solo” en la genética

El neurocientífico John T. Cacioppo investigó cómo la soledad afecta la expresión genética y encontró diferencias en 200 genes relacionados con respuestas antivíricas y anticuerpos. Las personas que se sentían solas mostraban una menor actividad genética, lo que las hacía más propensas a enfermar. 

Por lo tanto, concluyó que cuando nos sentimos solos tenemos más predisposición a enfermar o más dificultades para recuperarnos.

Sin embargo, el dato más significativo de este experimento es que lo que determinaba la percepción de soledad no era el tamaño del tejido social de los participantes, con cuánta gente hablaban a diario o con quién vivían. Sentirse solo partía de una percepción hostil del entorno, una especie de “decisión” inconsciente que les hacía vivir desconectados emocionalmente de lo que les rodeaba.

 

Podemos sentirnos solos aunque estemos rodeados de gente

En línea con esta nueva definición aparece el concepto de “soledad compartida”. A través de él podemos entender la soledad no tanto como la falta de presencia física de otros seres humanos, sino como la incapacidad de conectar con ellos. 

Por lo tanto, la soledad no es tanto una situación social, sino más bien psicológica. 

A veces, por el miedo a «estar solos», mantenemos relaciones que nos alejan de nuestra propia esencia. Esto puede llevarnos a sentir una soledad aún más profunda, desconectados de nuestros deseos y necesidades.

 

«No hay otra verdadera soledad que la soledad interior»

Thomas Merton

 

La importancia de la conexión interna

Una de las grandes lecciones de la soledad es que nos enfrenta con la única persona que estará con nosotros toda la vida: nosotros mismos.

Jo Marchant, en su libro Cúrate, nos recuerda que el universo es conexión, y que nuestros pensamientos y emociones vibran a través de nuestro cuerpo. Si empezamos a perder esa conexión interna, comenzamos a morir emocionalmente.

 

Cómo prevenir relaciones tóxicas

Es fundamental aprender a soportar y, eventualmente, apreciar la soledad. La incapacidad para estar solos está en la raíz de muchas relaciones tóxicas y dependientes.

La verdadera fuerza surge cuando entendemos que no necesitamos a otros para validarnos o sentirnos completos. Anthony de Mello sostiene que cuando una persona no sabe estar sola, genera dinámicas de culpabilidad hacia los demás, esperando que otros llenen vacíos que solo uno mismo puede completar.

 

 

La soledad como fuerza creativa

Saber estar solo nos permite convertir a la soledad en un espacio de creación y reflexión. Cuando dejamos de temerla, surge en nosotros una fuerza interna que puede desencadenar nuestra creatividad y nuestras mejores ideas.

Al sostener esa incomodidad inicial, surge una transformación que nos permite ser emocionalmente autosuficientes.

 

«En una temporada de soledad y aislamiento es cuando la oruga adquiere sus alas.»

Mandy Hale

 

La encrucijada en la que estamos cuando nos sentimos solos

El problema no es la soledad, sino nuestra visión de ella. En lugar de evitarla, podríamos verla como una oportunidad de crecimiento. Es nuestra decisión.

Nikola Tesla afirmó que para comprender los secretos del universo debemos entender que todo es energía, vibración y resonancia. Cuando logramos sincronizarnos con esa energía, comprendemos que la soledad no es una separación del mundo, sino una forma de reconectar con nuestra esencia.

El psiquiatra Irvin Yalom afirmaba que su soledad no tenía que ver con la presencia o ausencia de personas, sino con la conexión que tenía consigo mismo. El problema de sentirnos solos radica en que no hemos aprendido a escuchar nuestros propios pensamientos y emociones.

Al permanecer en constante distracción, evitamos esa confrontación interna que nos podría llevar a un mayor autoconocimiento.

 

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Amigarnos con la soledad nos permite evolucionar

El miedo a la soledad es biológico, pero aprender a estar solos es parte de nuestra evolución emocional.

En su libro El arte de estar solo, Francesc Torralba sostiene que la soledad nos aterra porque nos despoja de todas nuestras máscaras sociales. Sin embargo, es solo en ese estado de vulnerabilidad cuando podemos realmente conocernos y crecer.

En lugar de huir de la soledad, abrázala. Este espacio de introspección nos permite alejarnos del ruido externo y descubrir nuestras verdaderas necesidades y deseos.

Es en esos momentos de silencio cuando logramos reconectar con nuestro propósito y encontrar la paz que tanto anhelamos.

 

La soledad no es un enemigo, sino un compañero de viaje

Al aceptarla como parte natural de la vida, dejamos de depender de otros para sentirnos completos y encontramos en nuestro interior la fuerza para enfrentar cualquier desafío. Si aprendemos a estar solos, también mejoraremos nuestras relaciones con los demás.

Sentirnos separados de lo que nos rodea refleja que hace tiempo nos abandonamos a nosotros mismos, viviendo por otros y olvidando qué queremos realmente. Es en esas experiencias de aparente desconexión donde encontramos la oportunidad de reconectarnos con nosotros mismos.

La soledad no es el enemigo, es un compañero en nuestro camino hacia la evolución personal. A menudo, necesitamos mirar hacia dentro, reconocernos, y comprender que estar solos es, en realidad, una elección.

 

Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:

 

No es necesario estar solo para sentirse solo. En este pódcast, Enric Corbera explora las diferentes formas de la soledad, sus causas y consecuencias.

 

En este video, David Corbera habla de qué podemos aprender de sentirnos solo/a. ¿Cómo podemos conectarnos realmente con nuestras necesidades, anhelos y deseos, y sentirnos acompañados por las personas que nos rodean?

 

 

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