¿Qué papel jugamos los docentes en despertar en nuestros alumnos la motivación que impulsa a aprender más allá de las tareas diarias? ¿Cómo logramos que se sientan motivados y comprometidos con su aprendizaje?
Nuestras propias emociones, creencias y expectativas impactan en los estudiantes y transforman el ambiente de aprendizaje. Explora las claves para entender este fascinante dinamismo educativo.
Lo que lleva al estudiante a cumplir con las tareas necesarias para aprender es la motivación. Ella es el motor para realizar las actividades diarias y para activar los recursos mentales para el aprendizaje.
La motivación es un estado interno que incluye las ganas de aprender y el significado que el estudiante le da a las tareas. También abarca cuán capaz se sienta para hacerla y cuánta energía pone en lograrlo y superar sus limitaciones.
A veces los alumnos no se sienten motivados porque la escuela les exige más de lo que su vida cotidiana, pidiendo mucho esfuerzo y energía. Por eso, el maestro tiene un papel clave como guía y apoyo para mantener esa motivación.
El profesor no solo transmite conocimientos, sino que es un modelo de conducta y emociones que influye en el ambiente de aprendizaje. Su propia motivación es clave para crear un espacio positivo y de confianza, donde los alumnos sientan curiosidad y ganas de aprender.
Además, el docente tiene el papel de darle sentido y utilidad a lo que enseña, actuando como un catalizador en el proceso educativo. Su presencia es fundamental para promover actitudes y emociones que favorezcan el aprendizaje.
Esta es la clave para un aprendizaje duradero, ya que surge del interés personal y las emociones que despierta tanto en el alumno como en el docente. A diferencia de la motivación extrínseca, que depende de recompensas externas, la motivación intrínseca nace del interior y da sentido al aprendizaje, haciéndolo más sostenible en el tiempo.
Cuando los alumnos conectan con el porqué de lo que aprenden y los docentes con su rol de enseñar, desarrollan una motivación propia que los impulsa a mejorar y alcanzar sus metas. Esta automotivación genera la energía para influir en su estado de ánimo y en sus acciones, ayudándoles a ser su propio motor de crecimiento.
“Si crees que funcionará, verás oportunidades. Si crees que no lo hará, verás obstáculos.”
Las personas no actuamos según lo que somos, sino según lo que creemos ser. Esto es fundamental en los estudiantes, pues la imagen que tienen de sí mismos y de sus habilidades influye directamente en su comportamiento y rendimiento escolar.
En la misma línea, la forma en que el docente se percibe a sí mismo influye en cómo ve y trata a sus alumnos. Si un profesor cree que él mismo es «torpe» o «incapaz», le será difícil reconocer el potencial en los demás.
Por eso, es importante que los docentes cuestionen sus creencias y trabajen sobre su propio autoconcepto. Al hacerlo, pueden ofrecer una versión más positiva de sí mismos y convertirse en verdaderos mentores que guían a sus estudiantes con una «mirada de oportunidad», en lugar de una de juicio.
Es bastante frecuente que los docentes etiqueten a los alumnos con palabras como “vago”, “tímido” o “lento”, según sus propios prejuicios y estereotipos. Y los alumnos suelen terminar interiorizándolas, ajustando su comportamiento y motivación a lo que creen que el docente espera de ellos.
Las etiquetas limitan y encasillan, creando una realidad que en gran parte es producto de las percepciones y creencias del docente. Estas suelen reflejar las propias inseguridades o dificultades del profesor para manejar su rol de educador.
Un experimento realizado por Rosenthal y Jacobson en 1966 mostró cómo las expectativas del docente pueden influir directamente en el rendimiento de sus alumnos. El efecto Pigmalión demostró que, cuando a los profesores se les dijo que ciertos estudiantes tenían gran potencial (aunque fueron seleccionados al azar), esos alumnos mejoraron notablemente.
Esto ocurrió porque los docentes, al creer en el potencial de esos alumnos, les prestaron más atención, les motivaron y confiaron en ellos. Esto les llevó a superar sus propias expectativas.
Sin embargo, un docente no puede confiar en sus alumnos ni promover su autoconfianza si primero no cree en sus propias capacidades y talentos. La confianza del profesor en sí mismo es el punto de partida para inspirar y motivar a sus estudiantes.
“Educar con el ejemplo no es una manera de educar, es la única.”
Albert Einstein
Toda motivación es bidireccional, y las emociones se contagian.
Gran parte del aprendizaje ocurre por la observación, no solo por la experiencia directa. Los alumnos aprenden mucho más de lo que ven que de lo que escuchan.
Más allá de los recursos que utilizamos o de cómo nos expresamos, los estudiantes captan nuestro entusiasmo y se dejan influenciar por él.
Un buen profesor inspira a sus alumnos a aprender desde su propia motivación interna. Esto sucede cuando siente pasión por su asignatura, por la enseñanza y, sobre todo, por su propio proceso de crecimiento.
Desarrollar competencias emocionales en nosotros mismos que nos permitan disfrutar de la enseñanza es clave para despertar en el alumnado la curiosidad y el deseo por aprender.
Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de YouTube:
El docente desempeña un rol de líder en el aula. En este pódcast, Enric Corbera explica qué es el verdadero liderazgo, cómo desarrollar esa capacidad en nosotros y cuáles son las características que definen a un auténtico líder.
Sara Pallarès, CEO de Institute of Emotions, habla en este video acerca de la importancia de que los docentes desarrollen competencias emocionales para poder ser referentes y transmitirlas a sus alumnos.
Si quieres conocer más acerca del método de la Bioneuroemoción y cómo aplicarlo en tu vida para aumentar tu bienestar emocional, síguenos en nuestras redes sociales: YouTube, Instagram, Facebook, Twitter y LinkedIn.
Comparte en los comentarios si te ha resultado interesante este artículo y compártelo con quien creas que le puede resultar útil esta información. ¡Gracias por tu interés!