Choque de creencias: una paradoja que nos guía a la coherencia

07 agosto 2024

Tanto nuestras decisiones como nuestras acciones están constantemente influenciadas por creencias y no somos conscientes de todas ellas.

¿Alguna vez has sentido que deseas algo para tu vida aunque, al mismo tiempo, lo rechazas sin estar seguro del motivo? Es como si hubiera una parte de ti que anhela algo, pero otra parte que se detiene o duda.

Es posible que te encuentres ante creencias que parecen contradecirse y afectan tu poder de decisión. En este artículo reflexionaremos acerca del origen de esta paradoja interna y de cómo podemos transformar nuestra forma de percibirla para recuperar la coherencia y la paz interior.

 

Creencias que recibimos de la familia

Una creencia es una idea, un concepto que consideramos verdadero y que, a menudo, influye en nuestra forma de percibir, pensar y relacionarnos, aun sin ser conscientes de ello. Al reconocerlas, podemos darnos cuenta de que nuestra forma de ver el mundo es tan solo una posibilidad entre otras tantas.

La familia es nuestro primer y principal referente sobre lo que consideramos aceptable o no a lo largo de la vida. Heredamos y aprendemos creencias que pueden limitarnos o potenciarnos. 

No obstante, el problema no es la creencia en sí, sino aplicarla de manera rígida. Es que, aunque todas estas creencias nacen con una intención positiva, algunas se vuelven desadaptativas a medida que crecemos y cambian nuestras necesidades. 

Por ejemplo, un niño puede aprender a no expresar sus sentimientos para no preocupar a una mamá que siempre está triste. O se pone a llorar para conseguir un dulce. 

Sin embargo, estas conductas pueden resultar poco útiles en la vida adulta, donde la autoexpresión y la comunicación efectiva son fundamentales.

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Discordia en la familia: mamá vs. papá

Desde pequeños observamos lo que hacen y dicen nuestros padres, abuelos, maestros, entre otras figuras de autoridad. Dado que en etapas tempranas del desarrollo somos muy influenciables, puede suceder que recibamos, al mismo tiempo, mensajes que parecen contradictorios.

Una madre que suelta comentarios día a día de que no se puede confiar en los hombres y que todos son iguales. En tanto, el padre expresa a su hija que, mientras ella permanezca a su lado, podrá sentirse segura. 

Estos mensajes contrapuestos son una verdadera paradoja para quien creció en ese ambiente emocional. Si no se identifican e integran, estas creencias contradictorias pueden generar un conflicto interno, provocando frustración y parálisis. 

En psicología, esto se denomina disonancia cognitiva, un estado que complica la toma de decisiones y afecta el equilibrio emocional.

Si la hija cree lo que le dice el padre, sentirá que traiciona a su madre y viceversa. 

Ya siendo adulta seguirá sintiéndose como cuando era niña: haga lo que haga, será erróneo. “Si tengo pareja, no podré confiar en ella y si no la tengo me sentiré desprotegida”, se debate interiormente, tal vez sin darse cuenta.

 

 

La lucha contra uno mismo

Si prestamos atención a nuestro diálogo interno, veremos que muchas veces tenemos deseos aparentemente contradictorios. Además, podemos caer en el error de juzgar negativamente lo que sentimos y queremos.

Algunos ejemplos:

  • Siento que mi hijo me agobia, pero cuando no está lo extraño. 
  • Quiero que mi marido sea el proveedor de mi familia y sea exitoso, pero me tengo que esforzar para demostrar que estoy a su misma altura.

El problema surge cuando creo que mis deseos son mutuamente excluyentes, por ejemplo “tener un tiempo libre para mí y cuidar de mi hijo”. No nos damos cuenta de que detrás de esos deseos hay creencias que pueden influir en nuestro juicio sobre lo que queremos.

Esta mujer quiere un tiempo para ella, pero tiene la creencia “una buena madre debe estar siempre pendiente de las necesidades de su hijo”. Además, tampoco podría delegar el cuidado de sus hijos porque considera que “nadie mejor que la madre para cuidar de sus hijos”. 

Se encuentra atrapada en sus creencias, ella se carga con toda la responsabilidad de criar a su hijo y, al no reconocerlo, piensa que lo que la agobia es su hijo. Al mismo tiempo, quiere compartir con él, pero cuando se va lo extraña. No se da cuenta de que la ausencia de su hijo la obliga a estar con ella misma y prestar atención a sus propias necesidades.

Poder percibir esa lucha interna como la oportunidad de reconectar con ella misma es lo que le permitirá recuperar su coherencia interna. Asimismo, con su ejemplo brinda la oportunidad a su hijo de salir al mundo sin que él cargue con la responsabilidad de «completar la vida de su madre».

 

«No podemos estar completos hasta que abracemos nuestras contradicciones»

 Gilbert Keith Chesterton

 

La lealtad que nos impide trascender las contradicciones internas

Los bloqueos, traumas, pérdidas y necesidades no cubiertas de nuestros padres y abuelos, nos llevan a intentar resolverlas en nuestra propia vida, aunque no seamos conscientes de ello. Creemos que lo mejor para nuestra familia es atender sus carencias, pero eso puede impedir nuestro crecimiento y el suyo también. 

Es lógico que una persona que decide ir más allá de las normas establecidas por la familia tenga miedo a que la excluyan. Sin embargo, si es que quiere recuperar su libertad, tendrá que cruzar ese umbral, aunque esto implique cometer sus propios errores e incomodar a los demás.

 

«La sabiduría está en comprender que somos tanto luz como oscuridad y que ambas son esenciales para nuestro crecimiento» 

 Marianne Williamson

 

Cómo trascender nuestras contradicciones internas

A menudo, nos sentimos atrapados entre opuestos que parecen no poder coexistir en nuestras vidas. Sin embargo, integrar nuestras contradicciones internas nos acerca a una vida más auténtica y enriquecedora porque nos permite ver la totalidad de nuestra experiencia sin rechazar partes de nosotros mismos. 

La verdadera armonía surge al integrar nuestras creencias y deseos en conflicto, permitiéndonos vivir de manera más plena y resolutiva. 

Siguiendo con el ejemplo de la madre que desea tiempo para sí misma, al reconocer que atender sus propias necesidades es una forma valiosa de ser madre, no solo se convierte en un mejor ejemplo para su hijo, sino que también encuentra paz al unir estas polaridades.

 

La coherencia de la paradoja

Cuando reconocemos y abrazamos las contradicciones dentro de nosotros, comenzamos a combinar aspectos de nuestra personalidad que antes considerábamos incompatibles. Este proceso nos libera de las luchas internas y las expectativas externas, facilitando una mayor autenticidad en nuestra forma de vivir

Al aceptar que nuestras contradicciones forman parte de un todo, podemos vivir con mayor coherencia y plenitud. Esa paz interior enriquece  la relación con nosotros mismos y con los demás. 

En lugar de luchar contra nuestras dualidades, podemos elegir verlas como oportunidades para crecer y expandir nuestra comprensión de quiénes somos realmente.

 

 

 

Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de YouTube:

 

En este pódcast, Enric Corbera comparte la importancia de cuestionar nuestras creencias. ¿Reconoces a qué verdad te aferras y que te impide vivir con total libertad? 

 

En este video, David Corbera reflexiona sobre el impacto en los niños de vivir en un ambiente con conflictos recurrentes entre los padres. ¿Qué mensajes recibiste de papá y mamá y necesitas trascender?

 

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Diplomado en Bioneuroemoción®

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