Comprender el paradigma de la conciencia de unidad y llevarlo a nuestra vida cotidiana puede parecer complejo. Sin embargo, los beneficios de vivir desde esta mentalidad son múltiples.
Verlo desde los mecanismos que utiliza nuestra mente para afrontar las circunstancias nos puede ayudar a entenderla e integrarla como un hábito.
En este artículo podremos ver por qué la vida es más fácil desde la conciencia de unidad.
El “locus de control” refiere a dónde situamos lo que causa (agente causal) los acontecimientos: en nuestro interior o fuera de nosotros.
La psicología habla de locus de control externo e interno, un concepto similar al de dualidad y unidad utilizado en la espiritualidad.
Si bien experimentamos ambas condiciones, la tendencia a fomentar una u otra predisposición depende del sistema de creencias y el desarrollo personal de cada persona.
Las personas enfocadas en un locus de control externo tienden a percibir que los resultados obtenidos, sean beneficiosos o perjudiciales, son debido a factores externos ajenos a su control, como por ejemplo el destino, la casualidad, o la presencia de ciertas personas.
Por este motivo, tratan de cambiar los factores externos para sentirse bien y suelen ser incapaces de reconocer la influencia de su percepción, sus acciones y su comportamiento.
«Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias.»
John Locke
Las personas enfocadas en un locus de control interno centran en sus propias conductas la causa de lo que logran o de lo que no va tan bien en su vida, por lo que tienen más disposición de aceptar las cosas como se presentan.
En tal sentido, tienen más posibilidades de sentirse capaces de transformar una situación desfavorable e influir activamente en sus experiencias.
Comprender que la causa de ciertos acontecimientos está en nosotros no es una desgracia. Por el contrario, nos da más opciones de cambiar y aprender. También, de potenciar la confianza en nuestra capacidad de influir sobre nuestra vida de manera consciente y responsable.
“Lo que logramos internamente cambiará nuestra realidad exterior”
Plutarco
No se necesitan palabras muy duras para tratar de controlar a los demás a través de nuestro ego. Es un proceso manipulativo que, con frecuencia, se realiza inconscientemente y a través de buenas formas y un lenguaje educado.
No obstante, tiene un objetivo similar al de la agresividad más explícita: cambiar al otro para no tener que cambiar yo.
La verdadera madurez emocional reside en observar cada situación, incluso la más difícil, como “perfecta”: es la más adecuada para el momento que estamos transitando.
Es lo que necesitamos para conocernos y dar espacio a nuestro siguiente aprendizaje.
No se trata de dejar de acusar al otro para pasarnos la culpa a nosotros mismos, sino de aplicar la responsabilidad emocional que ofrece el paradigma de la conciencia de unidad a todo lo que nos rodea.
En este sentido, nadie es culpable, sino que todos hemos de asumir nuestra responsabilidad. Porque si nos culpamos permanecemos en la inacción y seguimos sin transformar nuestra vida.
«Se puede convertir la experiencia en victorias, la vida en un triunfo interno.»
Viktor Frankl
Es tan importante comprender que lo que nos sucede a nosotros es nuestra responsabilidad, como que lo que sucede a las personas que nos rodean es su responsabilidad.
Tratar con cariño, respeto y cuidado a las personas no quiere decir hacernos cargo de sus reacciones emocionales ni de su sufrimiento. Ellas están en su propio proceso vital, que debemos respetar, y son libres de vivir como deseen.
Esto se aplica a padres, hijos, hermanos, parejas, amigos, compañeros de trabajo, y todas las personas que nos cruzamos en la vida.
Soltar la carga que supone responsabilizarnos por el bienestar emocional de los otros, nos proporciona espacio mental y energía para ocuparnos de nosotros mismos.
Esta es la mejor manera de ayudar, pues logramos sentirnos mejor y nos convertimos en referentes e inspiración para aquel que desee accionar en su vida desde la madurez y la responsabilidad emocional.
Para ayudar a los demás debemos partir de nuestro propio trabajo personal y equilibrio emocional para empatizar sin la necesidad de compartir su sufrimiento.
Esto se ilustra en un ejemplo muy conocido: las instrucciones de seguridad en un vuelo indican que, en caso de despresurización, primero hemos de colocarnos nuestra mascarilla de oxígeno y, recién ahí, ayudar a los demás a ponérsela.
No implica caer en la insensibilidad o en la desconexión emocional, sino en saber separar el mundo emocional de los demás del nuestro propio.
Desde la Bioneuroemoción te proponemos recuperar las riendas de tu vida a través de cualquiera de estos conceptos, ya que simbólicamente se refieren a lo mismo:
Puedes vivir a merced de las circunstancias, sintiendo que estás separado del mundo que te rodea, o asumir la responsabilidad de aquello que experimentas, recuperando así el poder de dirigir tu vida.
Esto es el locus de control interno: lo que determina nuestro bienestar no es nada externo a nosotros, sino la manera en la que vivimos cada instante de nuestra vida.
Desarrollarlo nos permite dejar de delegar nuestra felicidad en las circunstancias y las personas que nos rodean y, de la misma forma, dejar de culparlas de nuestro malestar o sufrimiento.
Vivir desde la conciencia de unidad no solo nos hace más libres a nosotros, sino que también nos permite liberar y potenciar a las personas que influyen y participan en nuestra vida.
Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:
Qué significa tomar conciencia y qué implicaciones tiene en nuestra vida: es el eje de estas reflexiones de Enric Corbera.
A través de reflexiones y ejemplos personales, Enric Corbera explica que lo que vemos en el exterior es una proyección de nuestra realidad interna. Reconocerlo es clave para impulsar el crecimiento personal, aumentar el bienestar y mejorar las relaciones con los demás.
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