En muchas ocasiones reconocemos la falta de autoestima como la causa de nuestros males. Creemos que los problemas de nuestra vida cotidiana se resolverán en cuanto logremos tener una autoestima alta.
Sin embargo, pocas veces nos cuestionamos ¿qué es realmente la autoestima?
En este artículo te invitamos a revisarlo para que puedas descubrir y cuestionarte las creencias vinculadas a su significado. Seguramente ellas te han impedido experimentar el verdadero amor propio.
Decimos entonces que la autoestima es el aprecio que una persona siente hacia sí misma. Nada más, pero tampoco nada menos.
¿Por qué nos cuesta tanto reconocer nuestro valor? ¿Cómo es posible que no apreciemos lo único que realmente poseemos: nuestra existencia? ¿Por qué necesitamos ayuda externa, si se trata del acto más esencial e íntimo?
Estas preguntas, que resuenan en cada rincón de nuestras mentes, las hemos aprendido a silenciar. Habitualmente, en lugar de cuestionarnos qué entendemos por autoestima y qué es lo que nos limita a experimentarla, nos preocupamos por encontrar la receta mágica para aprender a valorarnos.
Lo cierto es que no hay nada que aprender. Para poder apreciar nuestra existencia, nuestro ser, debemos hacer todo lo contrario: desaprender las ideas, pensamientos y creencias que hasta ahora nos han impedido hacerlo.
¿Cómo descubrir qué creencias sobre la autoestima me impiden experimentarla?
A continuación, repasamos algunos de los mitos que rondan en el discurso social sobre el concepto de autoestima. Estos son obstáculos que nos impiden experimentar el verdadero amor propio.
Muchas veces pensamos que tener autoestima es estar conforme con quienes somos, qué hacemos, qué tenemos, cómo lucimos o cómo nos comportamos. Y, cuando no lo estamos y creemos que para valorarnos debemos primero cambiar algo, decimos que tenemos “baja autoestima”.
Esta forma de entender el concepto impide reconocer la propia valía, generando -justamente- problemas de autoestima. La reconocemos en nuestro diálogo interno en frases como:
“En cuanto consiga pareja, tendré más autoestima”, “Cuando tenga un mejor trabajo podré valorarme”, “Para tener autoestima debo primero perder peso”.
El amor propio no surge de estar conforme con todos los aspectos de la propia vida. Amarse a sí mismo tampoco implica resignarse a cambiar aquello que no nos gusta.
No se trata de decirse: “Porque me amo no necesito cambiar”, sino de pensar: “Como me amo, busco cambiar para transformarme en una mejor versión de mí mismo/a”.
El verdadero amor propio nace de la aceptación de nuestro ser en su totalidad. Incluso de aquellas cosas con las que no estamos conformes.
Aceptar nuestras debilidades y faltas es un gesto de amor imprescindible para la transformación y el crecimiento.
“La curación no consiste tanto en arreglarte a ti mismo, sino en arreglar tu visión de ti mismo.”
Vex King
Cuando nos valoramos, sentimos que somos capaces de hacer realidad cualquier cosa que deseemos. Sin embargo, muchas veces el “tú puedes” lo confundimos con el “tú debes poder”.
Así, esta creencia potenciadora se convierte en una autoexigencia limitante si la usamos con flexibilidad.
El creer que “tienes que poder con todo” es tan perjudicial como la total desconfianza en el propio poder. Más aún, si consideras que la sobreexigencia es una cualidad beneficiosa porque es premiada socialmente, aunque te cause un inmenso malestar.
Quien valora su ser comprende que, por momentos, motivarse a ir por lo que desee será un gesto de amor; así como, en otras ocasiones, lo será dejar de intentar y aceptar que lo que desea no es posible. Al menos no en ese momento y en esas circunstancias.
El amor propio conlleva una dosis de fe en que, cualquiera sean las condiciones del presente, son las perfectas.
Equivocarse, dañar, sufrir y cometer errores genera malestar y culpa. Muchas veces no nos permitimos apreciarnos porque enjuiciamos decisiones y acciones pasadas.
Si seguimos creyendo que hicimos mal y que, desde aquel entonces, una parte de nuestro ser no es aceptable, también nos cuesta valorarnos hoy en día.
El amor propio es el antídoto liberador de todo resentimiento con nuestro ser y con nuestra historia. Nos permite volver a observar nuestro pasado con otra conciencia y tomar decisiones diferentes.
La autoestima es la decisión de amar nuestro presente para liberar nuestro pasado a través del perdón.
Requiere de empatía para con uno mismo y de una mente inocente que comprende cualquier decisión y acción. No juzga, acepta, con la certeza de que se hizo lo mejor que se pudo desde ese nivel de conciencia.
«El hombre tiene dos caras: no puede amar sin amarse»
Albert Camus
La autoestima, entonces, no es la estación final, ni el resultado de nuestro continuo hacer, sino el punto de partida. Es el lugar desde el cual se elige consciente el camino del aprecio a uno mismo.
Y es, sobre todo, actuar en congruencia con esa decisión.
La próxima vez que te sorprendas poniendo como excusa tu “baja autoestima” para no vivir la vida que quieres, recuerda que tienes dos opciones.
Puedes seguir siendo víctima de tu autoengaño o puedes elegir ver las cosas de otra manera. Ahí reside la importancia de la autoestima, que depende solo de ti.
Y esta decisión tiene el potencial de darle un giro completo a toda tu vida.
Francis Picabia, artista que constantemente cambiaba de estilo y temática en su obra, decía: “Nuestra cabeza es redonda para permitir al pensamiento cambiar de dirección«. Esta idea representa tanto nuestra naturaleza humana, como la necesidad de abrir nuestra mente y mirar las cosas desde otras perspectivas.
En otras palabras, aumentar nuestra conciencia nos permite valorarnos por lo que ya somos para impulsarnos y transformarnos en lo que podemos llegar a ser.
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En esta conferencia, Enric Corbera propone que el camino al verdadero bienestar emocional parte de tomar conciencia de que nuestras experiencias dependen de nuestra percepción sobre el mundo y sobre nosotros mismos.
En este video, David Corbera comparte algunas reflexiones y claves orientadas a desarrollar la autoconciencia, para mejorar la relación con nosotros mismos y con nuestro entorno.
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