¿Crees que los argumentos que sustentan tus acciones y decisiones son verdad? ¿Qué hay de voluntario y qué de inconsciente en cómo eliges vivir tu vida?
En este artículo te contamos en qué consiste el autoengaño, cuáles son sus consecuencias y por qué nos mentimos a nosotros mismos. Identificar en qué nos estamos mintiendo es imprescindible para encontrar una manera más adaptativa de afrontar la realidad.
El autoengaño es un mecanismo que realiza el cerebro de manera automática, y generalmente inconsciente, eligiendo de entre todas las posibilidades una interpretación de la realidad que le resulta más cómoda, basándose en las creencias, aprendizajes y experiencias previas de la persona.
El objetivo de este proceso es el ahorro de energía, ya que hace la interpretación que requiere menos esfuerzo. Además, pretende evitar el cambio, evadir la incertidumbre y aquello que considera que será más desagradable a nivel emocional.
Nuestro cerebro nos protege filtrando los aspectos de la realidad que nos generan inquietud y conflicto, permitiéndonos de este modo continuar nuestra vida tal y como la conocemos.
El autoengaño nos ayuda a mantener el equilibrio emocional, fisiológico y relacional.
Por tanto, la mentira no es desfavorable en sí misma, sino que tiene una función de ahorro de energía y nos ayuda a adaptarnos a la realidad, protegiéndonos en las situaciones que nos resultan más difíciles de gestionar.
“Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio”
Leonardo da Vinci
Sin embargo, si se practica de un modo excesivo puede ser perjudicial. A través de explicaciones y justificaciones, el autoengaño puede convertirse en el mayor obstáculo de nuestro desarrollo, impidiéndonos realizar los cambios que deseamos.
Percibimos e interpretamos la realidad a partir de nuestras creencias acerca de cómo somos, de cómo son los demás, de cómo deben ser nuestras relaciones con ellos y, en general, de cómo es el mundo.
De tal modo que las justificaciones y explicaciones que nos damos nos convencen de que la realidad es como nos gustaría que fuera y no como es, influyendo en nuestras acciones y decisiones.
Así, el autoengaño nubla nuestra conciencia e interfiere en nuestra voluntad personal, convirtiéndonos en víctimas de las interpretaciones que nosotros mismos hacemos sin ser conscientes de ello.
“La realidad no es otra cosa que la capacidad que tienen de engañarse nuestros sentidos”
Albert Einstein
Un estudio llevado a cabo por Festinger y Carlsmith en 1959, y que sigue vigente hoy día, consistió en lo siguiente: se les pidió a los participantes realizar una tarea muy aburrida. Cuando la finalizaron, se les indicó que le dijeran a otros participantes que iban a comenzarla que se trataba de una actividad divertida e interesante.
Ante el malestar de tener que engañar a los compañeros, los sujetos terminaron autoconvenciéndose y justificando por qué la tarea les resultó interesante, resolviendo de este modo la contradicción interna que les produjo tener que mentir a un compañero.
Los resultados apoyaron la hipótesis de que, ante el malestar que produce una contradicción entre lo que hacemos y lo que pensamos, recurrimos al autoconvencimiento, interpretando la información y considerando sólo aquella parte que coincide con nuestras creencias anteriores.
De este modo generamos argumentos que nos crean la falsa ilusión de haber actuado en coherencia, para evitar la incomodidad que supone cuestionar nuestros valores, nuestras decisiones y, en definitiva, lo que creemos ser.
Nos autoengañamos debido al juicio que hacemos de nosotros mismos y las decisiones que hemos tomado
Existen muchas formas de mentirnos de una manera perjudicial. Por ejemplo, nos engañamos cuando actuamos en base a las expectativas de nuestro entorno, sin conectar con nosotros mismos para descubrir lo que realmente queremos
Además, cuando nos negamos a “ver” o a aceptar un hecho que nos desestabiliza emocionalmente creamos un escudo protector que nos distancia de la experiencia y nos impide gestionarla desde nuestro verdadero sentir.
“La culpabilidad, la vergüenza y el miedo son los móviles inmediatos del engaño.”
Daniel Goleman
Dicho de otro modo, inventamos una realidad ficticia con el objetivo de sentirnos seguros, valorados, queridos, etc. Esto nos lleva a vivir una falsa realidad, en la que nunca podremos alcanzar el bienestar emocional pues no estamos permitiéndonos entrar en nuestras experiencias para poder elegir cómo vivirlas.
Ejemplos de frases de autoengaño que se utilizan con frecuencia:
“Ahora me trata mejor que antes”
“No me lo hace para hacerme daño”
«Puedo dejarlo en cuanto me lo proponga»
“Al menos tengo trabajo”
«Puedo empezar a trabajar cuando quiera»
“El profesor me tiene manía”
Autoengañarnos implica no ver y, por tanto, no asumir la realidad. Nos contamos la «historia» que necesitamos contarnos para justificar el hecho de seguir haciendo lo mismo.
Como consecuencia, nos encontramos con el mismo tipo de conflictos una y otra vez, y nos preguntamos: ¿qué estoy haciendo mal?
“Lo único que puede librarnos del poder hipnótico del autoengaño
es el valor para buscar y afirmar la verdad.”Daniel Goleman
Engañarnos a nosotros mismos nos permite seguir con la vida que tenemos, sin conectar con el dolor, sin tener que cambiar nada ni renunciar a nada. Podemos estar así durante mucho tiempo, incluso años, manteniéndonos en una especie de “equilibrio inestable”.
Cuando experimentamos ciertas dificultades de manera recurrente es importante observar de qué manera nos estamos mintiendo.
El autoengaño constituye el mayor obstáculo para la toma de conciencia del problema y, por tanto, nos impide actuar para resolverlo.
Esta toma de conciencia es especialmente importante cuando el autoengaño se halla en la base de problemas de adicción o de dependencia emocional, entre otros.
En definitiva, cuando nos engañamos no tomamos acción y no hacemos cambios, no vivimos experiencias retantes y no seguimos aprendiendo. Nos quedamos anclados en un presente eterno e invariable, repleto de dificultades y de sufrimiento.
El autoengaño puede llevarnos a negar hasta lo más obvio. Algunos ejemplos de negación muy evidentes son la diferentes formas de dependencia, ya sea a sustancias, a hábitos o a una relación, donde las personas no reconocen que tienen un problema y, por lo tanto, no hacen nada para cambiar su situación.
Reconocer el problema, enfrentarse a la realidad, es el primer paso de cualquier proceso de recuperación y de cambio personal.
Por tanto, es importante prestar atención al autoengaño que estamos ejerciendo cuando experimentamos dificultades. Para ello, una de las claves es dejar de preguntarnos “¿por qué?” y comenzar a cuestionarnos de la siguiente manera:
Como reza el refrán “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Las principales actitudes y capacidades que nos permiten tomar conciencia de cómo nos mentimos, funcionando como un antídoto que revierte el mecanismo natural del autoengaño, son el compromiso con uno mismo, la honestidad, la aceptación y la autoindagación.
Adquirir estas habilidades supone una práctica responsable y constante a través de la cual iremos tomando conciencia de nuestra historia personal y los aprendizajes que hemos realizado, sobre todo durante los primeros años de vida.
De este modo, podremos empezar a manejar el autoengaño, transformándolo en una oportunidad para conocernos en profundidad y cambiar la forma en la que experimentamos nuestras circunstancias.
Cada vez que nos encontramos atrapados en una situación que no nos satisface y que nos genera sufrimiento, es un buen momento para la autoindagación, para cuestionar nuestras “verdades” y dejar de mentirnos.
Decía Hemingway que vivimos esta vida como si llevásemos otra en la maleta, lo cual constituye un autoengaño que nos impide vivir plenamente.
La vida es una experiencia perecedera, lo más importante no es juzgar si las decisiones que tomamos son buenas o malas, sino estar dispuestos a aprender y disfrutar de lo que suceda a lo largo del trayecto, ampliar nuestras opciones y vivir con plenitud.
En definitiva, autoengañarnos nos hace vivir en una falsa realidad en la que no tenemos capacidad de acción y de transformación. Tomar conciencia de cómo y en qué nos mentimos es clave para elegir cómo queremos vivir y convertirnos así en los verdaderos protagonistas de nuestra vida.
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Creo que el auto engaño parte de un falso Yo creado por el mundo recuperando nuestro verdadero yo sé termina. Ahora como encontrar ese verdadero yo? Si yo mismo me estoy y puedo seguir auto engañandome? Tiene que ser ALGUIEN externo a mi que me lo enseñe.¿Quién?