¿Te gustaría cambiar algunas conductas que te perjudican? ¿No logras dejar los hábitos que no te benefician? ¿Sientes que tus estados emocionales te sobrepasan?
Para poder desarrollar otra forma de pensar, sentir y actuar, debemos aprender a desaprender. Aquí veremos en qué consiste este proceso y qué puedes hacer para conseguirlo.
Para aprender es necesario desaprender. Es decir, debemos «vaciar» nuestra mente: identificar y poner en duda las creencias, ideas y conocimientos previos que nos impiden comprender y aceptar nuevas informaciones.
Por ejemplo, si tenemos un vaso lleno de agua y queremos poner otra debida en él, primero tendremos que vaciarlo. Lo mismo sucede con nuestra mente.
Si hay partes de nosotros mismos que queremos transformar, primero debemos liberarnos de aquello que nos condiciona. Y eso lo podremos hacer cambiando la forma en que nos vemos a nosotros mismos y al mundo.
A lo largo de nuestra vida hemos aprendido muchísimas cosas, tanto en casa como en la escuela y en sociedad. Hemos acumulado información sin filtrarla, sin pararnos a ver y distinguir lo que nos sirve de lo que no, lo que nos hace felices de lo que simplemente nos ayuda a sobrevivir.
Así, llega un momento en que, por las circunstancias que sean, nos encontramos en un punto de inflexión. Es un momento de balance de nuestra propia vida en el que nos cuestionamos ciertos aprendizajes, nuestros hábitos y en qué actuamos por inercia.
Generalmente, esto nos sucede al vivir un evento que nos desestabiliza. Puede ser un cambio de circunstancias (una nueva vivienda, un ascenso laboral), un accidente, una enfermedad o cualquier crisis o experiencia dolorosa.
Sabemos que necesitamos nueva información, nuevas fuentes de inspiración. Pero ¿por dónde empezar?
Si lo que sabemos ya no nos sirve, ¿por qué nos cuesta poner en duda nuestra manera de hacer las cosas?
El hacernos estas preguntas es el primer paso para la apertura mental y la mirada interior necesarias para que el cambio y el crecimiento sean posibles.
Cuando nos cuestionamos a nosotros mismos estamos dudando de todo nuestro sistema e incluso de nuestras relaciones. Por eso, el siguiente paso es atrevernos a cuestionar la eficacia de lo que aprendimos y lo que hay detrás de nuestra conducta.
Esta observación consciente nos permitirá dejar de identificarnos con lo aprendido. Con ello reconocernos, además, que nuestra forma de ver el mundo es tan solo una opción aprendida dentro de un abanico de posibilidades.
“La duda modesta es llamada el faro de los sabios”
William Shakespeare
El psiquiatra húngaro Thomas Szasz afirma que “para borrar un pensamiento, se requiere más de valentía que de inteligencia”. Esto confirma que el cambio debe estar acompañado de la voluntad de hacerlo.
Desprendernos de una idea o una creencia que en algún momento fue útil es como soltar un flotador que un día nos ayudó a sobrevivir, pero que con el tiempo, la maduración y el cambio de circunstancias, ya no necesitamos más.
Aun así, deberemos decidir si quedarnos en la zona de confort o dar el paso de pensar y actuar de otra manera.
La herencia que hemos recibido de nuestra familia no es buena ni mala, es la que nuestro sistema ha considerado adecuada para asegurar nuestra supervivencia, porque les fue útil en su contexto de vida. Estas experiencias las han transmitido en forma de creencias y valores.
Comprenderlo nos permite transformarla en un recurso valioso para nuestro crecimiento. Allí entonces aparece la gratitud, ya que, sin esa información, no hubiéramos podido dar ese paso.
Cuando tomamos conciencia de la intención positiva de lo que nos enseñaron, dejamos de culpar o juzgar. Y este cambio de percepción nos regala paz interior.
Supongamos que una persona lleva toda su vida priorizando el trabajo sobre todo lo demás. Un día decide que quiere cambiar su orden de prioridades, viajar más, pasar más tiempo con los suyos, etc.
Como esto es lo que desea, empieza a actuar según lo que considera está acorde a su decisión y su nueva forma de vida.
Sin embargo, hay una parte que le incomoda, tiene pensamientos llenos de juicio hacia sí misma. Hay facetas muy profundas de su ser que no le permiten disfrutar del cambio o le llevan a volver a ser como antes, sin comprender por qué.
Cuando implementamos cambios que solo son conductuales, es como poner una venda en una herida sin haberla curado previamente.
En el ejemplo, es importante entender que su actitud hacia el trabajo no es algo fortuito o voluntario. Para que manifieste esa resistencia e incomodidad, tiene que haber una serie de creencias que adquirió en la infancia.
Por eso, para transformar su vida, es preciso que identifique esta información y que comprenda que en su sistema familiar fue útil de algún modo. Este es el origen de su forma de entender el mundo y la razón inconsciente por la que sentía la necesidad de priorizar el trabajo.
Reconocer por qué actuaba de cierta manera que hoy ya no le sirve, le permitirá dejar de culparse y, poco a poco, desarraigarse de esas creencias para poder transformarlas. A esto llamamos aprender a desaprender.
De hecho, este nuevo sistema de creencias que elegimos algún día también quedará obsoleto. Cuando llegue ese momento debemos estar preparados para soltarlo, agradeciendo todo aquello que nos aportó.
Más que todo lo que creemos saber, lo que promueve nuestro éxito y nuestro bienestar es la flexibilidad con la que somos capaces de abordar las diferentes situaciones que surgen en nuestro camino.
Gracias a la información que extraemos al observar sin juicio nuestros conflictos y dificultades, podemos tomar conciencia de cuáles son las creencias que hoy ya no son coherentes con lo que queremos en nuestra vida.
Solo tenemos la capacidad de transformar lo que conocemos y conocerse uno mismo es la clave para poder decidir quién ser y cómo vivir cada experiencia que la vida nos presenta.
Recordemos que no hay mayor libertad, que la que nos ofrece nuestra capacidad de volver a elegir.
Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de YouTube:
Toda transformación conlleva un desaprendizaje que implica reinventarnos y aprender a vivir en la incertidumbre. En este pódcast, Enric Corbera desarrolla este concepto a través de la superación de pérdidas y la transformación de viejas creencias.
Tomar conciencia de qué asumimos un día como verdad nos permite desaprender viejos hábitos y creencias. En este video, David Corbera nos invita a cuestionar aquello que creemos que somos para descubrir lo que podemos llegar a ser.
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Enric, habia asumido años atras la actitud de desaprender lo que habia aprendido y por supuesto que me ha permitido quitar un vendaje tremendo de la mente. Y ahora concluyo que esto que ahora he aprendido <> tambien me sera de utilidad hasta cierto punto y con cariño y amor he de agradecer lo que me aporto volviendo a desaprender para poder seguir creciendo, evolucionando. Gracias Enric y euqipo.
es el que ara necesitaba Gracies, Gracies, Gracies.
Muy bueno esta forma de ver «el cambio». El ejemplo es genial, de gran ayuda para entender la profundidad a la que tenemos que apuntar si queremos que sea un cambio real y completo. Gracias!
Muchas gracias Enricco, ha sido muy aclarador
Trabajo para una empresa donde buscamos una entidad que nos brinde un Taller de sobre este tema tan interesante, sobre todo con enfoque en el cambio de paradigmas y formas de pensar tradicionales, y que la tecnología hoy en día todo lo esta cambiando.
Es posible que ustedes lo coticen?
Descubre cómo aprender a desaprender
Hola Rodrigo, ¡claro! Escríbenos por favor a [email protected] con los detalles y te responderemos a la mayor brevedad!