Muerte simbólica: atrevernos a morir a lo que somos para vivir la vida que deseamos

22 julio 2023

La vida es un camino en el que hay dos hechos ineludibles, el nacimiento y la muerte físicos. Durante este recorrido, experimentamos la muerte simbólica como momentos de profunda transformación que nos impulsan a tomar decisiones y a realizar cambios significativos.

Aunque son desafiantes, nos permiten crecer y renacer a nuevas oportunidades.

Una ruptura amorosa, una enfermedad, la muerte de un ser querido, un hijo que se independiza o un cambio en el trabajo, entre otros, pueden ser momentos en los que nos resistimos a dejar atrás una parte de nosotros mismos -creencias, actitudes o roles- para dar paso a algo nuevo.

Si nos atrevemos a soltar eso que nos impide avanzar, pueden ser oportunidades para renacer y salir fortalecidos.

 

Qué es la muerte simbólica

La muerte simbólica es dejar ir partes de nosotros que nos han servido durante un tiempo y que ya no nos permiten evolucionar. Un traje que era a la medida y nos ha quedado pequeño o, simplemente, no va más con la forma en que queremos vivir.

 

«La muerte es solo un síntoma de que hubo vida»

Mario Benedetti

 

La transformación del gusano en mariposa donde debe cambiar su estructura con mucho esfuerzo para, ya con alas nuevas, comenzar a volar, es de un simbolismo muy elocuente.

Lo podemos extrapolar a nuestro camino personal cuando, tras un proceso de autoconocimiento a través de la introspección que, sin embargo, puede parecer agónico, renacemos a nuevas formas de pensar, de actuar, de relacionarnos. Si estamos viviendo una vida que no nos satisface, podemos encontrar excusas para mantenernos ahí o elegir dar el salto al vacío que nos llevará a experimentar una nueva experiencia vital.

¿Cuál es el sentido de seguir como antes? ¿Cómo cambiará nuestra vida cuando seamos capaces de dar esos pasos transformadores?

 

Muerte simbólica en la mitología

La muerte simbólica se encuentra en la mayoría de los grandes mitos de las principales culturas. Griegos, egipcios o romanos tienen en común que sus héroes más importantes han corrido una suerte parecida.

Esto no es casualidad, lo que querían transmitir es que la muerte simbólica es una parte indispensable en el camino del héroe.

Ella nos permite darle un sentido a circunstancias de una intensidad tan extraordinaria que nos lleva a una transformación profundamente reveladora de lo que somos capaces. Nos permite transformarnos en el Ave Fénix que, como en la mitología, renace luminoso de las cenizas.

El mitólogo y escritor estadounidense Joseph Campbell también nos recuerda una alegoría de la muerte simbólica: “La imagen del vientre de la ballena constituye un símbolo universal del tránsito a través de un umbral mágico en el que el héroe, en lugar de conquistar o reconciliarse con el poder del umbral, es engullido por lo desconocido y parece morir para terminar renaciendo posteriormente”.

 

La resistencia al cambio: cómo volver a la vida

Louise Hay decía que “algunas personas prefieren dejar el planeta que cambiar”.

Cuando llega un momento en el que sentimos que no estamos llevando la vida que queremos ponemos excusas para no cambiar, buscamos que algo o alguien nos facilite el cambio que sólo podemos hacer nosotros.

No nos damos cuenta de nuestras resistencias, nos aferramos tanto a lo conocido que, cuando las circunstancias nos proponen algo diferente, no lo vemos como una oportunidad para crecer. Nos seguimos justificando para no adentrarnos en lo desconocido, sin darnos cuenta de que la vida siempre nos ofrece las experiencias que necesitamos para avanzar y evolucionar.

Podemos soñar con  tener un año sabático para viajar y, sin esperarlo, perdemos nuestro trabajo en el que llevamos tiempo y ya no nos ilusionaba. En lugar de verlo como una circunstancia ajena a nosotros que trunca nuestra estabilidad, lo podemos ver como una situación límite que nos permite despertar a la vida y cumplir nuestro sueño.

 

Tocar fondo y resurgir fortalecidos

Cuando nos sentimos morir o que hemos tocado fondo es una señal de que necesitamos soltar una faceta de nosotros mismos. Indagar para ver qué nos lo impide es la clave.

Cuando, por ejemplo, por lealtad familiar seguimos atados a un matrimonio infeliz “porque en esta familia nadie se separa”, comprendemos finalmente que hemos de dar un paso hacia la coherencia y la fidelidad a nosotros mismos. 

Para lograrlo comprendemos que la única salida será entender de qué manera nos estamos limitando y, desde esta comprensión decidir con calma y serenidad. Así, las decisiones que tomemos aunque sean drásticas, serán asumidas con coherencia y rendición

Es probable que nos sintamos impulsados a cambiar de rutina, tomar distancia de ciertas personas o aislarnos durante un tiempo para buscar silencio interior y mirar de frente la información inconsciente que nos impedía hacer los cambios deseados.

 

”La mejor tierra para sembrar y hacer crecer algo nuevo está en el fondo. En ese sentido, tocar fondo, aunque extremadamente doloroso, es también el terreno de siembra.”

Clarissa Pinkola Estés

 

Sólo nosotros sabemos cuál es la decisión que hemos estado postergando. Y cuál es el paso a seguir para volver a caminar con toda nuestra vitalidad.

La vida es un regalo y nos debemos a nosotros mismos el vivirla en plenitud. La muerte simbólica implica dejar de estar “muertos en vida” para retomar las riendas y mirar hacia la única salida, adelante.

 

 

La muerte simbólica en las relaciones

Los vínculos que mantenemos con los demás están en contínuo cambio y son un reflejo de nuestra propia evolución. A veces nos negamos a soltarlos porque hacerlo supone un duelo por el que no quisiéramos pasar.

Por ejemplo, podemos seguir manteniendo una relación de pareja en la cual no queremos seguir o amistades que sentimos que ya no nos aportan nada.

El desapego de relaciones tóxicas nos puede hacer transitar por momentos de soledad que son necesarios para crear un espacio interior que nos permita moldear una nueva forma de pensar y sentir y, por ende, de relacionarnos.

 

”Ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo”

Friedrich Nietzsche

 

Renacimiento en la relación con nuestros padres

Salir del hogar familiar para hacer nuestro propio recorrido suele ser una experiencia de muerte simbólica como padres y como hijos.

Si nos resistimos a independizarnos emocionalmente podemos, en primer lugar, reconocer nuestra resistencia. A partir de ahí, podemos indagar para identificar de dónde procede, observar las emociones que nos genera y tomar esa energía para volver a elegir y crear una identidad propia

Si, por ejemplo, suelo estar muy pendiente de mis padres dejando mis necesidades a un lado o escogí una carrera sólo por complacerlos, quizás sea el momento de dejar morir esa parte de mí para seguir mis deseos y dedicarme a lo que me apasiona.

Muchas veces vivimos condicionados por nuestras creencias y lo que se espera de nosotros. Seguir el curso de nuestras propias convicciones implicará coraje y determinación.

 

 

Nuestros padres tal vez sólo nos están mostrando sus miedos y reflejando los propios. Perseguir nuestros sueños y ser fieles a nosotros mismos es el mayor regalo que podemos darnos y dar a los demás.

 

Renacer después de una muerte simbólica

Transitar por una muerte simbólica supone pasar por una noche oscura del alma. Muchas veces experimentamos un proceso de duelo similar al que vivimos con la muerte física.

Momentos de confusión y temor donde nos podemos sentir vacíos y desesperados. Pero es allí donde haremos brotar en nuestro interior la persona que realmente queremos ser.

Acoger ese dolor nos permitirá encontrar nuestra fortaleza interna para renacer y concretar lo que llevamos tiempo soñando.

El salto al vacío para reinventarnos cobrará, así, un sentido pleno y la nueva vida estará poblada de resiliencia y serenidad.

 

En este podcast Enric Corbera nos da pautas para tomar conciencia de las decisiones que hemos ido postergando y poder vivir una vida plena.

 

En este video Enric explica que la vida es un continuo nacer y renacer, en tanto podemos aprovechar una pérdida para nuestro crecimiento personal.

 

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